En 2020 Christian Sewing se ha convertido en un pequeño héroe. Aunque todavía el sector bancario alemán no lo reconoce, este hombre sencillo de 50 años ha conseguido después de dos años al mando del primer banco alemán lo que parecía imposible: Deutsche Bank ha dado por lo menos ya una pequeña vuelta a su […]
InternacionalDirigentes Digital
| 22 oct 2020
En 2020 Christian Sewing se ha convertido en un pequeño héroe. Aunque todavía el sector bancario alemán no lo reconoce, este hombre sencillo de 50 años ha conseguido después de dos años al mando del primer banco alemán lo que parecía imposible: Deutsche Bank ha dado por lo menos ya una pequeña vuelta a su destino, también en bolsa donde el grupo ha pasado en los últimos seis meses de los 6 a casi los 8 euros. En el primer trimestre de 2020 ha entrado, después de una larga trayectoria de pérdidas desde 2015, otra vez en beneficios. “Al final del año queremos estar en beneficios”, ha prometido Sewing. Supone todo un reto debido al impacto del Covid-19 en la economía alemana y a la exposición del banco a créditos empresariales. Después de CEO’s muy ilustres e internacionales, el nuevo jefe de Deutsche Bank ha seguido la carrera típica del “Mittelstand”, de las empresas y bancos medianos de su país. Primero completó la formación profesional dual para aprender lo básico del negocio bancario y, solamente después de estos tres años, empezó a estudiar paralelamente a su trabajo en el Banco. Desde entonces el padre de cuatro hijos no ha dejado este mundo de las finanzas y ha trabajado en los últimos años con Deutsche Bank en diferentes lugares del mundo como Singapur, Toronto, Tokio y Londres. Su especialidad es, sin duda, la gestión del riesgo y es justo en esta parte en la que ha podido cambiar el rumbo del grupo, reforzando el capital y alejándose un poco del mundo de la banca de inversión.
El problema es el pasado que ahora le castiga. Deutsche Bank está, con Commerzbank, involucrado en el escándalo de lavado de dinero publicado en los FinCen files.
Mientras Deutsche Bank todavía tiene que luchar con los abogados contra los fraudes des sus responsables en el pasado, Sewing ya ha entendido que no puede competir con los americanos en todo lo relacionado con derivados y tiene que ganarse poco a poco otra vez la confianza del mercado doméstico. Por ello después de una larga reflexión Deutsche Bank se concentra de nuevo en el Retailbanking. “Y ahí los alemanes sin duda pueden aprender de los españoles, fusionándose y equipándose con más tecnología para ser más innovadores y eficientes”, opina el economista alemán Juergen B. Donges que conoce muy bien España. Como la mayoría de los expertos aprueba la fusión entre Caixabank y Bankia. “Parece que los españoles tienen menos problemas para integrar culturas diferentes, sea en el propio mercado o fuera”, opina el economista Fernando Fernández de la IE University: “Los alemanes pueden fabricar coches de forma muy eficiente, pero no gestionar bancos”. La fusión entre Deutsche y Commerz es lógica pero siempre se ha parado por problemas culturales.
No ayuda que los bancos sean poco rentables. Commerzbank, en el que el gobierno federal tiene debido al rescate en la última crisis financiera todavía una participación del 15 por ciento, quiere eliminar alrededor de 10.000 empleos en los próximos años y Deutsche Bank ya había anunciado el recorte de 18.000 puestos de trabajo. Además, más de la mitad del alrededor de 1000 sucursales podrían cerrarse para elevar la rentabilidad del tres al siete por ciento a medio plazo. Recientemente, el banco decidió no abrir 200 sucursales que estaban cerradas debido a la pandemia.
Standard & Poor's lo confirma en un informe reciente, según el cual las entidades de crédito alemanas son mucho menos rentables que la media europea. Su beneficio total en 2019 fue de 8.240 millones de euros, el más débil entre las cinco mayores economías europeas estando dos veces más bajo que los 17.430 millones de euros en España. El número de empleados en la industria cayó un 1,8 por ciento a 561.450 en 2019, pero sigue siendo alto comparado con España dónde quedan después de una larga historia de concentración 182.000 personas. En Alemania alrededor 200.000 empleados trabajan solamente en las 381 cajas de ahorro locales y regionales que todavía se permite el país. “Una locura viendo los tipos de interés que tenemos y la competencia de servicios de pagos alternativos”, opina el catedrático del San Pablo CEU Javier Morillas. Aunque él reconoce su papel importante para la financiación de la industria mediana (Mittelstand): “Algo que nosotros en España hemos perdido debido a la gran corrupción que había en estas entidades”. Ahora se empieza a discutir en Alemania también una concentración en esta parte de las entidades financieras “todavía muy protegidas por la política”, critica Pedro Gete Sánchez von der IE University.
“La confianza es buena pero el control es mejor” es un proverbio alemán cuya importancia y virtud se ha olvidado en el sector bancario en los últimos años. Para llegar a restablecer la confianza de los inversores queda un largo recorrido. Ahora no solamente son los escándalos del pasado de Deutsche Bank y Commerzbank, al igual que los de los Landesbanken (bancos regionales) los que han defraudado a sus accionistas y clientes sino también los de Wirecard que dañan a la imagen de todo un sector. Crece la crítica al supervisor alemán Bafin que no solamente no ha detectado los 1.9000 millones de euros fraudulentos del Fintech sino también al engaño fiscal de muchos bancos con los dividendos conocido como “Cum-Ex“- negocios. Se trata de reembolsos múltiples del impuesto sobre las ganancias del capital (Kapitalertragssteuer) entre los años de 2006 a 2011. La asociación ciudadana alema na “Finanzwende“ (giro financiero) liderado por Gerhard Schick cree que la negligencia de la política en estos asuntos es considerable. Las investigaciones policiales en este asunto ya han entrado en la asociación del lobby bancario más influyente, BdB, que representa sobre todo los intereses de Deutsche Bank y Commerzbank.
Aunque los Landesbanken y bancos alemanes también han sufrido la caída brusca del mercado inmobiliario español en 2009 y el siguiente rescate financiero, parece que los germanos cometen ahora los mismos errores. El ministro federal de Finanzas, Olaf Scholz, cree que "el blanqueo de capitales es ya un problema grave en nuestro país." La entrada de dinero a causa de una burbuja inmobiliaria en ciudades como Berlín, Munich y Düsseldorf no solamente han incrementado los precios de alquiler y compras de casas en los últimos años, la industria inmobiliaria en Alemania es además particularmente vulnerable al lavado de dinero. El dinero proviene del negocio de la droga, por ejemplo, y llega a la circulación legal mediante la compra de una propiedad. España ha vivido lo mismo en sitios como la Costa del Sol en tiempos de bonanza a partir de 2000. Según un informe del gobierno federal, el volumen de negocios con los inmuebles residenciales en Berlín fue de alrededor de 3.600 millones de euros en 2009. En 2016 ya era de 9.2 mil millones de euros, lo que debería haber alarmado a los supervisores.
Todos los grandes bancos están involucrados en este sistema de lavado de dinero, como revelan también los FinCen Files. En los últimos años ha habido varias operaciones policiales al respecto. Alemania no solo es popular entre los blanqueadores de dinero debido a su situación económica estable. Los perpetradores también aprecian la debilidad de las investigaciones. A menudo estas fracasan porque aquellos que están cerca de transacciones aparentemente sospechosas mantienen la boca cerrada. El caso de Wirecard es el colmo de una negligencia supervisora y la muestra de la energía criminal de algunos gestores aprovechándose de una economía que ha crecido como ninguna otra en los últimos 10 años.