Modernización, desarrollo económico y oportunidades. Estas son las palabras que permiten delimitar el contexto actual en el que se enmarca Senegal. Tanto es así que, un país como este, con un PIB en torno a los 19.000 millones de euros, que ha tenido un ritmo de crecimiento superior al 6% en los últimos cuatro años, […]
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| 04 abr 2019
Modernización, desarrollo económico y oportunidades. Estas son las palabras que permiten delimitar el contexto actual en el que se enmarca Senegal. Tanto es así que, un país como este, con un PIB en torno a los 19.000 millones de euros, que ha tenido un ritmo de crecimiento superior al 6% en los últimos cuatro años, quiere convertirse en una economía emergente. Sin embargo, tiene un objetivo aún más ambicioso y es que para 2035 quiere transformarse en un “hub logístico, industrial, aéreo, minero y turístico”, según detalla la Oficina Económica y Comercial de España en Dakar.
En un momento como este, y teniendo en cuenta sus buenas relaciones bilaterales con España cuyos productos y servicios tienen muy buena imagen (calidad y excelencia), brotan innumerables oportunidades de negocio para las empresas de nuestro país.
ALTO POTENCIAL DE DESARROLLO DE INFRAESTRUCTURAS
La República de Senegal conjuga todos los ingredientes para convertirse en una economía emergente. De hecho, este es el objetivo que contempla el Plan Senegal Emergente (PSE) para el cuatrienio 2019-2023. Las acciones prioritarias de la segunda fase de este trazado enumera 20 proyectos que se centran en los sectores de agricultura, infraestructuras, energía (petróleo y gas), industria, economía digital, turismo y finanzas. En el caso del sector energético, los recientes descubrimientos de petróleo y gas impulsarán el desarrollo del territorio aún más. Al respecto de este último punto, dichos hidrocarburos transformarán el actual 6% en un 11% entre 2022 y 2023.
A pesar de la buena coyuntura económica que atraviesa el país, continúa siendo uno de los más pobres del mundo. Sin embargo, esta evolución, unida al progresivo éxodo rural, trae de la mano una mayor demanda de infraestructuras relacionadas, por ejemplo, con el transporte urbano, la creación de industrias, abastecimiento energético o el abastecimiento y saneamiento del agua, entre otros. En este sentido, la colaboración internacional y del sector privado puede acercar aún más a Senegal hacia su objetivo.
DAKAR, EPICENTRO ECONÓMICO
De cara a llevar a cabo negocios en el país, hay que destacar que la capital senegalesa aglutina al 80% de las empresas. De hecho, desde los años 60 es la capital “política, económica y cultural”. El país de la “Teranga” (hospitalidad), además de caracterizarse por su calidad de vida, también es un referente de estabilidad política. Todo ello, ha hecho que Dakar se haya convertido en la sede de un gran número de compañías internacionales.