Francia atraviesa ahora un duro momento de reformas como el que vivió España con la austeridad impuesta por Bruselas desde la crisis iniciada en 2008 o el de Alemania a comienzos de la década de 2000 bajo el Gobierno de Gerhard Schröder. A diferencia de Alemania, que tras la última crisis todavía no ha realizado […]
InternacionalDirigentes Digital
| 08 abr 2019
Francia atraviesa ahora un duro momento de reformas como el que vivió España con la austeridad impuesta por Bruselas desde la crisis iniciada en 2008 o el de Alemania a comienzos de la década de 2000 bajo el Gobierno de Gerhard Schröder. A diferencia de Alemania, que tras la última crisis todavía no ha realizado un gran paquete de reformas de recortes en prestaciones sociales, servicios del Estado y el sistema jurídico para afrontar el futuro, Emmanuel Macron sí ha iniciado este trabajo en Francia. Pero no todo lo que se dice se hace con la misma intensidad en el Gobierno francés, en parte por la enorme presión de los “chalecos amarillos”, que protagonizan protestas radicales en las calles.
Aunque la resistencia del francés de a pie sea grande, el think tank francés iFRAP, creado en 1985, cree que la mayoría de las reformas de Macron van en la dirección correcta, como, por ejemplo, reducir por ley el impacto que tienen los sindicatos sobre los empleados públicos. No obstante, cree que falta rigor en la disciplina presupuestaria y voluntad para realizar reformas de calado con rapidez. Obviamente Macron, como todos los presidentes franceses, teme al enfado del pueblo. Muchas veces el país ha sido paralizado por las huelgas. Aunque el iFRAP es consciente de la dificultad de realizar cambios sobre políticas aplicadas desde hace décadas, considera que el mayor control laboral en la administración francesa que prevé Macron y la lucha contra la subcontratación podrían ahorrar al estado 1.500 millones de euros cada año.
El control del gasto público queda en el aire
El Think Tank no ve con tan buenos ojos los avances para el control parlamentario de los gastos públicos, criticando la falta de voluntad para realizarlo bien. Además, cree que una previsión del crecimiento económico anual del 1,7%, en vista del escenario actual de ralentización tanto de su vecino alemán como de la economía global, es demasiado optimista ante las ambiciones de reducir la deuda pública. Además, el iFRAP cree que aumentar los impuestos de los carburantes es contraproducente porque el castigo para los consumidores de coches contaminantes ya es suficiente, dice el “Macronómetro”.
Se necesita más voluntad para simplificar el Estado
El iFRAP cree que Macron no es lo suficiente riguroso en simplificar la administración pública con sus miles de normas y leyes. Considera que le falta cumplir con la promesa de reducir el gran aparato del Estado que sufre el país. Sin embargo, recibe bien la propuesta de Macron de centralizar la recaudación de impuestos, que ahora realizan 250 entidades diferentes que recaudan más de 600 gravámenes. El presidente ha prometido renunciar a 17 de estos impuestos, pero el iFRAP cree que esto es poco. El “Macronómetro” ve bien reforzar los inspectores para luchar contra el fraude fiscal, pero el agujero de ingresos por impuestos supone, según el iFRAP, 50.000 millones de euros anuales, y no 80.000 millones de euros que circulan oficialmente.
Para este año, Macron ha previsto algo más de 4.000 puestos públicos menos de los casi 5 millones de funcionarios que hay en Francia, frente a los 1,7 millones que tiene Alemania o los 2,5 millones de España. Según el IFRAP, la reducción de los empleos públicos va demasiado lento. Para finalizar, el “Macronómetro” cuestiona la intención de Macron de convertir la economía francesa en más social y verde forzándolo por ley. “¿Cómo se puede considerar que las empresas francesas no son sociales si aportan 330.000 millones de euros a través de impuestos para financiar el sistema social de Francia?”, pregunta el Think Tank.