Hay una preocupación recurrente de los estados europeos por la tecnología. El hecho de que los proveedores de ciertos servicios sean extracomunitarios es visto como un riesgo para la seguridad de la Unión Europea. De ese modo, las autoridades del Viejo Continente actúan frente al crecimiento que están experimentando las empresas tecnológicas chinas en territorio […]
InternacionalDirigentes Digital
| 13 mar 2019
Hay una preocupación recurrente de los estados europeos por la tecnología. El hecho de que los proveedores de ciertos servicios sean extracomunitarios es visto como un riesgo para la seguridad de la Unión Europea. De ese modo, las autoridades del Viejo Continente actúan frente al crecimiento que están experimentando las empresas tecnológicas chinas en territorio comunitario.
Desde el punto de vista del Parlamento, “inquieta” que la legislación de terceros países obligue a cooperar con sus estados para proteger la seguridad nacional fuera de su territorio. Por ejemplificarlo, preocupa que las empresas chinas que operan en Europa tengan que colaborar con el estado chino y estén obligadas a compartir los datos de instituciones y compañías europeas.
Esta preocupación cobra más sentido teniendo en cuenta el impacto del despliegue de las redes 5G. De hecho, la Cámara es consciente de ese peligro y se concibe la presencia de empresas tecnológicas chinas como una “amenaza de seguridad”, dado el equipamiento 5G que están extendiendo en Europa.
Desde el Parlamento se cree que esta infraestructura “podría incluir mecanismos” para que los fabricantes y autoridades chinas puedan acceder a los datos privados de las telecomunicaciones en territorio europeo.
En ese sentido, existen varios países que han reaccionado ante las leyes chinas. El órgano legislativo de la Unión Europea solicita a la Comisión que establezca una estrategia para protegerse ante las posibles intromisiones de países no comunitarios.
En cuanto a las alternativas que plantea el Parlamento, se dividen en tres. La primera tiene que ver con la diversificación de proveedores, de modo que la dependencia externa se reduzca. La segunda consiste en dividir los procesos de compra en varias fases.
La tercera propuesta es la de crear “una estrategia conjunta” para que Europa deje de depender de la tecnología de ciberseguridad extranjera. En esa línea, Francia y Alemania han apostado recientemente por crear nuevos “campeones europeos” en el ámbito de la tecnología, con la intención de reducir la influencia de productos chinos y estadounidenses en el ecosistema productivo europeo.