El viejo continente está acechado por riesgos bajistas, interconectados, cada vez mayores, con una incertidumbre alta y una dinámica menor de crecimiento. Son las advertencias que acaban de salir de Bruselas. Es un escenario más pesimista en comparación al de hace unos meses, cuando en la capital comunitaria se hablaba metafóricamente de aprovechar el viento […]
InternacionalDirigentes Digital
| 27 dic 2018
El viejo continente está acechado por riesgos bajistas, interconectados, cada vez mayores, con una incertidumbre alta y una dinámica menor de crecimiento. Son las advertencias que acaban de salir de Bruselas. Es un escenario más pesimista en comparación al de hace unos meses, cuando en la capital comunitaria se hablaba metafóricamente de aprovechar el viento en las velas, de arreglar el tejado de la eurozona aprovechando el sol y, poniendo los pies en el suelo, se decía que técnicamente la crisis había terminado y la recuperación daba paso a la expansión.
Hoy, la palabra crisis vuelve a sonar ante el temor de que Europa no esté preparada para soportar nuevas turbulencias. Los niveles de deuda, tanto pública como privada, son el principal motivo de preocupación y el foco al que atienden políticos y economistas. Además, se constata que la reforma económica y monetaria es parcial, carente de instrumentos financieros anti cíclicos que contrarresten un shock económico. Una de sus principales dimensiones, la Unión Bancaria, está coja porque un grupo de países encabezados por Holanda y Finlandia bloquean la Garantía de Depósitos Común, el mecanismo que protegería a nivel euro todas las cuentas bancarias hasta 100.000 euros.
Además del frenazo de la economía y de la incompleta arquitectura económica, 2019 será el primer año en una década que registrará un empeoramiento estructural delos presupuestos en la UE y la reducción de los déficits se frenará. Italia o Francia son los dos responsables principales de esta vuelta atrás pero también otras economías menores como Rumanía.
UN FINO COLCHÓNANTE NUEVAS CRISIS
Es cierto que el déficit está en niveles históricamente bajos gracias a la reducción de los últimos años. Sin embargo, en Francia encadena varios trimestres sin caer y para el próximo año rozará el límite del3% que establece el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE. En países como España, Bélgica o Italia el margen fiscal es escaso, tanto porque sus presupuestos anuales siguen mostrando un importante agujero como por sus elevados niveles de deuda pública.
Preguntado por Dirigentes sobre cómo soportaría la eurozona una nueva crisis, Klaus Regling, director general del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), que canaliza los rescates europeos y es el máximo acreedor de Grecia, señala que “en general estamos mucho mejor preparados que hace diez años porque los bancos han doblado su capital y los desequilibrios han desaparecido. Ya no hay grandes déficits por cuenta corriente que indiquen problemas de competitividad”.
Pero al analizar si algunas de las principales economías del euro cuentan con un colchón presupuestario suficiente ante una crisis, Regling reconoce que se “sentiría más a gusto si más países hubiesen usado los buenos tiempos de los últimos años con fuertes crecimientos y bajos tipos de interés para hacer más ajustes por el lado fiscal, porque así tendrían más margen fiscal si hay una nueva desaceleración”.
Con esta coyuntura y al presentarlos planes presupuestarios para el2019 ante Bruselas, ha estallado el desafío “sin precedentes” del gobierno italiano. Roma plantea unas cuentas públicas expansionistas con rebajas del Impuesto a la Renta, prejubilaciones, el inicio de la renta ciudadana o un programa de inversión pública de 15.000 millones de euros, elevando el déficit al 2,4% el próximo año. Según las cuentas dela Comisión, se disparará al 2,9% y la escalada continuará hasta el 3,1%en 2020. Además, la deuda pública italiana alcanza los 2,3 billones de euros, el 130% del PIB, el segundo mayor porcentaje de toda la eurozona. Italia es vista hoy como el flanco por el que puede comenzar una nueva crisis de deuda soberana en la eurozona.
ITALIA NO ES GRECIA
“No deberíamos entrar todavía en pánico, como ocurrió en Bali sobre Italia”, niega Regling. El alemán se refiere a la atmósfera que percibió en la última reunión anual del FMI y el Banco Mundial celebrada en Indonesia, donde durante tres días asegura que “todo el mundo quería hablar sobre Italia”. “Europa estuvo de vuelta en el escenario”, lamenta Werner Hoyer, presidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), “pero no necesariamente en un sentido positivo en Bali”. Él también estuvo presente en ese foro global.
Dirigentes pudo palpar, en un encuentro celebrado recientemente en Luxemburgo con un grupo seleccionado de periodistas, la inquietud de ambos políticos comunitarios por Italia y cómo les llega desde organizaciones internacionales, inversores o mandatarios fuera de la UE. “La gente está preocupada “por Italia y por la evolución política en Europa dice Hoyer pero, matiza Regling, “creo que todos debemos poner en perspectiva que Italia no es la nueva Grecia”.
Desde las elecciones italianas de abril la deuda del país no ha dejado de tensionarse en los mercados. Suprima de riesgo cotiza en niveles de2013, pero entonces estaba en una senda bajista gracias al histórico “el BCE está preparado para hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, será suficiente”, de su presidente, Mario Draghi. Italia encarna el miedo al riesgo soberano, que las ventas masivas de deuda italiana de las últimas semanas, tensionando sus bonos, carcoman hasta pudrir algún balance bancario. Su sistema financiero acumula 380.000millones de euros en papel soberano trasalpino y el riesgo se extiende al sector asegurador. Generali tiene en cartera cerca de 60.000 millones de euros. Lorenzo Bini-Smaghi, presidente de Societe Generale y ex miembro del Consejo Ejecutivo del BCE ya lo ha advertido. “Italia va directa contra un muro. Puede que aún no veas el muro, pero el impacto va a ser violento”.
Más cauto, Regling desmiente que Italia sea un problema para la eurozona. “Hasta ahora no hemos visto ningún contagio. El spread de los bonos italianos a 10 años en el mercado secundario ha repuntado 200 puntos básicos desde que llegó el gobierno italiano pero los spreads de otros países se han movido diez o veinte puntos básicos”, señala el director gerente del MEDE.