Fortalecer las fuentes de crecimiento para poder hacer frente a la incertidumbre que vive el mundo. Esta es una de las principales conclusiones que se desprenden de la presentación del estudio ‘Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2018′ que alerta de un aumento de las turbulencias en la región. Dicho […]
InternacionalDirigentes Digital
| 20 dic 2018
Fortalecer las fuentes de crecimiento para poder hacer frente a la incertidumbre que vive el mundo. Esta es una de las principales conclusiones que se desprenden de la presentación del estudio ‘Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2018′ que alerta de un aumento de las turbulencias en la región.
Dicho estudio, presentado este jueves en Santiago de Chile de la mano de Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina, recoge una revisión a la baja de las perspectivas económicas de la zona. En concreto, se espera que esta zona junto al Caribe registren un crecimiento del 1,7% durante 2019, una décima menos de lo previsto en octubre. Lo mismo ocurre con la estimación para este año, que baja ligeramente del 1,3% al 1,2%.
En concreto, el crecimiento estaría liderado por América Central (excluido México) con un 3,3%, seguido de Caribe (+2,1%) y América del Sur (+1,4%). Si se analiza por países, la isla caribeña de Dominica es la que registra una mayor expansión (9%), junto a República Dominicana (+5,7%) Panamá (+5,6%), Antigua y Barbuda (+4,7%) y Guyana (+4,6%).
Por su parte, las mayores economías de la región -Brasil y México- crecerían un 2% y un 2,1%, respectivamente, mientras que en el lado opuesto estarían Venezuela con una contracción del 10%, Nicaragua (-2%), Argentina (-1,8%).
Se trata de unas cifras influenciadas por la reducción en los flujos de financiación externos. Factor que unido a los niveles de riesgo soberano y la depreciación de sus monedas frente al dólar provocaron un “deterioro abrupto” de las condiciones financieras para las economías emergentes. Y para el año que viene todo parece indicar que éstas seguirán siendo algunas de las principales amenazas.
“No pueden ser descartados nuevos episodios de deterioro en las condiciones financieras futuras, y que las consecuencias sobre los países dependerán de cuán expuestos se encuentren en términos de sus necesidades y perfiles de financiamiento externo”, agregan desde la comisión.
En el caso de este año, el dinamismo de la economía procede tanto de la inversión fija como del consumo privado, que ya ha comenzado a mostrar síntomas de moderación.
En opinión de Bárcena, la solución pasaría por reducir la elusión y evasión fiscal, así como los flujos financieros ilícitos, además de incrementar los impuestos directos y los verdes. “Es necesario reorientar la inversión pública a proyectos con impacto en el desarrollo sostenible, con énfasis en las asociaciones público-privadas y en la reconversión productiva, nuevas tecnologías y la inversión verde”, añade.
A lo largo de 2018, el conjunto de la región ha conseguido reducir el déficit primario a costa de un aumento de la deuda pública. Y es precisamente el apalancamiento donde Bárcena pone el foco. En su opinión, hace falta un “resguardo” del gasto social, especialmente, en “períodos de desaceleración económica de manera que no se vea afectado por ajustes”, concluye.