Maytê Carvalho (28), líder de Innovación en la aceleradora brasileña de startups ACE, destaca las relaciones humanas y comportamentales como hilos conductores que orientan la discusión actual que le interesa en torno a la transformación digital. “Una visión crítica y reflexiva sobre la tecnología y cómo esto impacta en nuestravida”, es lo que encontró este […]
InternacionalDirigentes Digital
| 26 jul 2019
Maytê Carvalho (28), líder de Innovación en la aceleradora brasileña de startups ACE, destaca las relaciones humanas y comportamentales como hilos conductores que orientan la discusión actual que le interesa en torno a la transformación digital.
“Una visión crítica y reflexiva sobre la tecnología y cómo esto impacta en nuestravida”, es lo que encontró este año en Austin, hasta donde fue por segunda vez para el SXSW (iniciales en inglés de “Sur por el Suroeste”).
Cita anual de CEOs, inversionistas y emprendedores interesados en innovación y economía creativa, el evento es donde se lanzaron empresas disruptivas como Twitter (2007), AirBnB (2008) y Uber (2009).
El año pasado, por ejemplo, Elon Musk simplemente apareció en uno de los espacios para conversar sobre Space X, Tesla, eficiencia energética e inteligencia artificial frente a una audiencia que se enteró de su presencia sólo unos minutos antes.
“En 2018 el evento trataba de la tecnología más como fin, no como medio. Este año, la preocupación estuvo más en las consecuencias humanas que trae la automatización de máquinas”, le dice Carvalho a DIRIGENTES en la siguiente entrevista, en la que cuestiona la idea de venture capital, plantea dudas sobre responsabilidades en relaciones hombre-máquina y resalta la cooperación intergeneracional.
Dices, en tu reporte de SXSW, que la sensación este año fue de que “se ha superado el deslumbramiento ante la automatización de tareas por las máquinas” y que “los debates fueron más filosóficos”. ¿Qué ejemplos citarías?
El año pasado se hablaba más de la tecnología como un fin, no como un medio. Había mucho énfasis en la inteligencia artificial, robots, aplicaciones para la salud, etc. En esta última edición las ponencias trataron, por ejemplo, el problema de seres humanos despedidos de empresas porque su trabajo pasa a ser realizado por una máquina. ¿Es responsabilidad del Estado o de la organización? ¿Quién se ocupa de la persona? Alguien es atropellado por un coche autónomo, ¿quién es el responsable? Es decir, una mirada más puesta en el ser humano y las consecuencias que trae la tecnología.
¿Cómo describirías el panorama de Brasil en relación con lo que viste en Austin?
Por un lado, en Brasil vivimos una época de mucha desigualdad, con crisis macroeconómica y sus efectos en lo social. Pero, al mismo tiempo, hay mucha efervescencia en el ecosistema de innovación, con más capital, más startups. La transformación de 99 en un unicornio es un ejemplo de ello (NdR: la aplicación 99, rival de Uber, fue comprada por la firma china Didi Chuxing por 1000 millones de dólares). Es un momento en el que hay mucha M&A. Diría que hoy el ecosistema de Brasil se está construyendo. Tenemos buenos emprendedores y el terreno es fértil.
Vienes de una experiencia en el sector de belleza (consultora y bloguera influencer). ¿Cómo está impactando la transformación digital en ese universo?
Brasil aún tiene bastante para avanzar en belleza. En el escenario nacional, las marcas todavía deben desarrollar una estrategia de e-commerce y un omnicanal para después explorar las posibilidades de la realidad aumentada. Aún faltan casos de uso de tecnología para recrear una fragancia o para demostrar cómo es el uso de un producto o la experiencia que proporciona un cosmético o una espuma de baño, por ejemplo.
¿Qué experiencias en otros países latinoamericanos te han llamado la atención?
Creo que Chile es ejemplar en su política de fomento a las startups e innovación. Tiene un ecosistema más desarrollado que Brasil y su influencia se proyecta hacia otros países latinoamericanos.
Has elaborado una lista de cinco macrotendencias que identificaste en SXSW. ¿Qué cosas colocarías en la lista de lo que ya no es válido o va dejando de ser relevante?
Algo que veo muy cuestionado, como si fuera un espíritu de época, es la idea de venture capital (capital de riesgo). Me parece que se está desarrollando una política de inversiones más consecuente y más responsable. En la cultura de empresa también hay un aumento de conciencia respecto a cuál es la responsabilidad de los fondos de inversión para los accionistas y para los colaboradores.
¿Cómo ves la adaptación de gestores de 50 años de edad o más a las nuevas demandas?
Soy muy entusiasta. Las facilidades tecnológicas han permitido que las personas de más edad puedan seguir la evolución del ecosistema. Nunca fuimos tan longevos como hoy, así que si tienes 50 estás en la mitad. Pero cuanto más aumenta la expectativa de vida, tienes que vivir con más salud y no sólo del cuerpo, sino también de la mente. Reciclarte, estar en contacto con la innovación, estar de manera contemporánea con la humanidad, actualizarte, leer, usar los dispositivos. Y, sobre todo, entender que los códigos cambiaron, que hay menos jerarquía y que la relación con los nuevos players no es un conflicto generacional, “nosotros versus ellos”, sino una experiencia conjunta que puede ayudar a todos.