Casi la mitad de Iberoamérica es un enorme bosque. De hecho, la zona boscosa más importante del mundo es la selva amazónica, en contraste con la Península Ibérica, donde el 74% del suelo está en proceso de desertización. No obstante, las consecuencias de que el cambio climático siga avanzando van más allá de lo ecológico […]
InternacionalDirigentes Digital
| 19 mar 2019
Casi la mitad de Iberoamérica es un enorme bosque. De hecho, la zona boscosa más importante del mundo es la selva amazónica, en contraste con la Península Ibérica, donde el 74% del suelo está en proceso de desertización. No obstante, las consecuencias de que el cambio climático siga avanzando van más allá de lo ecológico y afectan también al ámbito económico.
Países como Cuba, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Paraguay se encuentran entre los países con un mayor riesgo climático. Eso significa que los cambios en el medio ambiente provocados por el hombre tendrían una mayor repercusión en estos lugares.
Para paliar las consecuencias, el Informe del Observatorio de la Rábida sobre “Cambio Climático y Desarrollo Sostenible” aclara que se necesitarían inversiones de entre 20 y 30 mil millones de dólares anuales para “adaptarse a los efectos del cambio climático”. Lo contrario significaría un aumento de 2ºC de la temperatura media y costes de 100 mil millones de dólares al año.
El balance actual ya tiene la relevancia suficiente como para introducir medidas. Las pérdidas económicas en América Latina entre 1970 y 2008 por fenómenos atmosféricos inusuales se estiman en 81 mil millones de dólares. De esa cifra, más de la mitad se han producido por tormentas extremas.
Además, hay que tener en cuenta la dependencia de Iberoamérica de la agricultura. Ese sector aporta el 5% del PIB y representa el 23% de las exportaciones. En cuanto a la economía latinoamericana, hay que precisar que los bosques aportan 49 mil millones de dólares a la producción regional, alrededor del 1%.
Por su parte, España y Portugal han perdido 39 mil millones de euros entre 1980 y 2013. En todo caso, el informe observa que “los costes económicos de las pérdidas por no actuar son superiores a los costes de las medidas de adaptación”.
Cambios en la movilidad
El principal foco de actuación es el de la movilidad. Hay que tener en cuenta que el 36,2% de las emisiones proceden del transporte. En concreto, el transporte por carretera totaliza el 90% de las emisiones. Ante eso, la alternativa de inversión también tiene una cuantificación destacable.
Las pérdidas por los daños colaterales del transporte están cifradas, según el Banco Mundial, en el 1,5% del PIB de América Latina, mientras esa cifra asciende al 4,8% en el caso de Europa.