La desigualdad entre países de la Unión Europea se hace notable en muchas variables. Una de ellas es la Tasa de privación material, un indicador de la condición de vida de los ciudadanos. Gracias a este dato podemos conocer cuantas personas viven la falta relativa de bienes, recursos o servicios que están ampliamente extendidos en […]
InternacionalDirigentes Digital
| 11 nov 2019
La desigualdad entre países de la Unión Europea se hace notable en muchas variables. Una de ellas es la Tasa de privación material, un indicador de la condición de vida de los ciudadanos. Gracias a este dato podemos conocer cuantas personas viven la falta relativa de bienes, recursos o servicios que están ampliamente extendidos en la sociedad a la que pertenecen.
El portal de estadística europeo Eurostat concentra información sobre el acceso a hipotecas o alquiler, facturas de servicios públicos o compra de alquiler. Y los datos son reveladores: la República Checa es el país con menos personas en situación de necesidad, tal sólo el 3%.
Este escenario contrasta con otras economías europeas que, a pesar de que son mucho más fuertes, como Polonia o Bélgica, reflejan más del doble de ciudadanos con atrasos. 7,7 y 6,1%, respectivamente. El ránking continúa con Países Bajos y Austria. Ninguno de ellos llega al 5%.
También podemos mostrar la otra cara de la moneda, con un dato desolador: las consecuencias de la crisis económica de 2008 y su especial impacto en Grecia reflejan que el 43% de los griegos no pueden afrontar estos gastos. Y es que Hungría, una economía parecida, reduce esta cifra al 12,8% de ciudadanos.
Cuando pasamos al segundo puesto de los países peor parados encontramos a Bulgaria. No obstante, el dato no es tan alto como el caso griego: un 31,9%. Le sigue Chipre con el 21,9%, a 13,1 puntos de la media europea.
Todo esto demuestra que, a pesar de que una economía crezca, la riqueza no la perciben todos al mismo nivel. En el caso de España, el 9,4% de los ciudadanos no tienen acceso a bienes o servicios que entendemos como normal. Una realidad que también se ve reflejada en otras economías como Dinamarca o Suiza.