Narendra Modi acudió a estos últimos comicios con la intención de terminar su obra, esto es, consolidar un ambicioso plan conocido como ‘Hecho en India’. Dicha estrategia consiste, fundamentalmente, en incrementar la contribución del sector manufacturero sobre el PIB un 25% antes de 2020. Se trata, sobre todo, de ceder protagonismo al sector privado. El […]
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| 31 may 2019
Narendra Modi acudió a estos últimos comicios con la intención de terminar su obra, esto es, consolidar un ambicioso plan conocido como ‘Hecho en India’. Dicha estrategia consiste, fundamentalmente, en incrementar la contribución del sector manufacturero sobre el PIB un 25% antes de 2020. Se trata, sobre todo, de ceder protagonismo al sector privado.
El gobierno indio está consiguiendo controlar los precios, pese al repunte del 5% en 2018. India lleva años practicando una política fiscal atractiva orientada a atraer más inversión extranjera directa. “Y existe margen para no subir los tipos de interés si se mantienen todas estas reformas”, señalan desde el banco UBS, en una circular enviada a DIRIGENTES. Con casi veinte mil start-ups registradas, India es el tercer núcleo tecnológico más grande del planeta, si bien su principal valor está en exportar ingenieros altamente cualificados. Sundar Pichai, el CEO de Google, es indio. Satia Nadella, CEO de Microsoft, también. Y Rajeev Suri, CEO de Nokia, nació en Delhi. Esta última firma tecnológica, junto con Siemens o Huawei, también lidera el desarrollo de tecnologías clave como la infraestructura dedicada al 5G.
En Bangalore, además, trabajan unos veintiséis mil ingenieros informáticos, siendo la segunda población con más empleos altamente cualificados del mundo. Sin embargo, la creciente brecha social de dicha élite cualificada, con respecto a una población rural del 15%, supone un problema. India está ofreciendo una fiscalidad favorable con el objetivo de atraer inversiones si ello favorece las transferencias de know-how o tecnología. “El objetivo, ahora, es crear empleo de calidad”, recuerdan desde UBS. Apple ha abierto, recientemente, varias fábricas en Bangalore (seducida, sobre todo, por atractivas exenciones fiscales sobre las importaciones de sus bienes intermedios hasta 2030). India, con esta agresiva política, superó a China como el primer destino asiático para la inversión extranjera directa en 2015. Y espera, al igual que China, impulsar su desarrollo tecnológico mediante la atracción de multinacionales punteras. En estos momentos, India desea atraer inversión foránea sobre veinticinco industrias; incluidos sectores como el automovilístico, defensa, medicina, productos farmacéuticos, transporte, energías renovables, industria química o bienestar.
INTEX, un fabricante indio de teléfonos inteligentes, ha conseguido lanzar sus primeros móviles en España. Con precios, incluso, inferiores a los doscientos euros por celular. India, si persevera en las reformas orientadas al desarrollo tecnológico, garantizando un marco económico estable, seguirá escalando posiciones en la cadena de valor. Actualmente, acumula dos décadas de crecimiento ininterrumpido, siendo en estos momentos la séptima economía del mundo. Este año 2019 liderará el crecimiento económico en Asia, situándose por encima del 7%. Y, si todas estas previsiones se confirman finalmente, adelantará a Francia e Inglaterra, posicionándose entre las cinco primeras economías del mundo en 2020.