QIANTU pretende desembarcar en territorio americano con un modelo sedán eléctrico 100%, comercializado bajo la marca K50. Esto, por un lado, supone entrar en competencia directa con el gigante norteamericano TESLA. Y, por otro, entrar en un mercado donde están operando otras marcas de reconocido prestigio como MERCEDES, SUBARU o AUDI. Sea como fuere, el […]
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| 04 feb 2019
QIANTU pretende desembarcar en territorio americano con un modelo sedán eléctrico 100%, comercializado bajo la marca K50. Esto, por un lado, supone entrar en competencia directa con el gigante norteamericano TESLA. Y, por otro, entrar en un mercado donde están operando otras marcas de reconocido prestigio como MERCEDES, SUBARU o AUDI. Sea como fuere, el QIANTU K50 cuenta con dos motores eléctricos, puede alcanzar los 200 km / h, tiene una autonomía de, aproximadamente, 400 kilómetros. Y cuesta, en estos momentos, unos 125 mil EUR.
China, con una fuerza laboral tan abundante como barata, ha sido el lugar escogido tradicionalmente para ensamblar los vehículos de las grandes multinacionales. Luego, tras superar a Estados Unidos como el primer mercado automovilístico mundial, en 2010, los chinos han alcanzado una cuota global del 30%. Esto es, uno de cada tres nuevos utilitarios vendidos en el mundo tiene como destino China. Al gigante asiático, por otra parte, todo esto le ha servido para dos cosas. En primer lugar, para aumentar el nivel del empleo, además de los salarios, dado que la china rural no ofrece mejores oportunidades. Y, en segundo lugar, para forzar una transferencia tecnológica que permitiese lanzar marcas propias a medio-largo plazo (con el consiguiente incremento del valor agregado). QIANTU, sin embargo, representa la apuesta china por innovar desde cero dentro del exigente sector de los vehículos eléctricos.
Las automovilísticas internacionales que deciden fabricar en China solamente pueden hacerlo mediante joint-ventures con socios locales. Y esto, en definitiva, hace que algunas firmas internacionales estén viendo amenazada su posición frente al auge de fabricantes chinos como GEELY, que ha triplicado sus ventas desde 2010, o la propia QIANTU.
En América Latina, sin ir más lejos, las marcas chinas está previsto que dominen el mercado hacia 2030. En Chile, por ejemplo, las ventas de vehículos chinos han sumado un 16% del total durante 2018. Y en países como Ecuador, Perú, Panamá, Costa Rica, Colombia o Argentina, entre otros, la expectativa es que China termine dominando estos mercados, sobre todo, dentro del segmento eléctrico. Con todo, pese a tener una excelente relación calidad-precio, no todas las marcas chinas son capaces de triunfar en China. Las ventas totales de vehículos chinos retrocedieron un 8% en 2018. Y, si bien es cierto que la cifra final rondó los diez millones de automóviles, el porcentaje sobre las ventas totales no llega al 50%.