A las dramáticas consecuencias naturales y medioambientales de los incendios en Australia, con 25 personas fallecidas, miles de animales muertos y 8 millones de hectáreas quemadas (equivalente al territorio de Aragón), se suma el impacto económico. El país arde desde septiembre, lo que ha llevado al propio gobierno a reconocer un impacto en el crecimiento […]
InternacionalDirigentes Digital
| 09 ene 2020
A las dramáticas consecuencias naturales y medioambientales de los incendios en Australia, con 25 personas fallecidas, miles de animales muertos y 8 millones de hectáreas quemadas (equivalente al territorio de Aragón), se suma el impacto económico.
El país arde desde septiembre, lo que ha llevado al propio gobierno a reconocer un impacto en el crecimiento económico del país. Desde la Oficina del Tesoro, aludían en diciembre a los “devastadores efectos de la sequía y los incendios” para vaticinar que la producción australiana ascenderá un 2,25% en 2019 y 2020, cinco décimas por debajo del pronóstico de principios de año, y no se puede descartar que se produzcan nuevas revisiones a la baja.
Australia enfrenta un riesgo que puede llevar su economía a la recesión por primera vez desde 1990. Desde entonces, el crecimiento ha sido ininterrumpido, hasta situar al país en el décimotercer puesto mundial en cuanto a PIB, justo por delante de España.
El impacto económico es más palpable en sectores relacionados directamente con el clima, como son la agricultura y el turismo. La costa este del país, donde se concentra el mayor número de incendios, no solo se encuentra arrasada, sino que la ceniza y el ambiente de devastación hacen presagiar una caída de la producción de los próximos años.
En cuanto al turismo, hay que recordar que Australia alcanza ahora sus fechas más cálidas y propicias para el turismo. Esta actividad genera anualmente 60 mil millones de euros, que se verán reducidos este año.
De momento, el primer ministro, Scott Morrison, informa a la prensa casi a diario de la situación de emergencia y de cómo se enfrenta. La lluvia que no llega en forma de agua, Morrison ha tenido que crearla por su cuenta en forma de dólares. Hasta la fecha ha anunciado ayudas de cerca de 2.000 millones de dólares australianos, unos 1.240 millones de euros.
No obstante, esa cantidad se antoja insuficiente si se tiene en cuenta que el último gran incendio que se produjo hace diez años requirió una dotación de 2.700 millones de euros, y eso que la superficie quemada era catorce veces menos extensa.
Esta situación resulta paradójica teniendo en cuenta los precedentes del país con respecto al cambio climático y a sus consecuencias. El actual primer ministro logró llegar al poder tras el rechazo social a las restricciones en las emisiones que quería instaurar por ley su predecesor. En un informe realizado por la patronal empresarial del país, se cuantifica que el impacto del cambio climático puede superar los 24.000 millones de euros anuales hasta 2050, así como de los diferentes desastres naturales asociados.