Los salarios suben muy poco, una tendencia en casi todos los mercados grandes de Europa. Como bien reclaman algunos partidos políticos, la precariedad en España es enorme y hasta los economistas más neoliberales están de acuerdo en que el nivel de los salarios reales, junto a una todavía alta economía sumergida, empiezan a ser un […]
NacionalDirigentes Digital
| 28 feb 2019
Los salarios suben muy poco, una tendencia en casi todos los mercados grandes de Europa. Como bien reclaman algunos partidos políticos, la precariedad en España es enorme y hasta los economistas más neoliberales están de acuerdo en que el nivel de los salarios reales, junto a una todavía alta economía sumergida, empiezan a ser un problema para la economía nacional, no solamente a nivel social, sino también a nivel de productividad laboral.
“España tiene un claro problema de eficiencia laboral”, dice el economista Aldo Olcese, que cree que tiene que ver también con la motivación baja de los trabajadores que se sienten maltratados y la inestabilidad de los contratos laborales.
Además, la precariedad tiene un impacto negativo en el consumo, pero diversos estudios comprueban que el hecho de que cada vez tengamos menos dinero para ahorrar o invertir está más vinculado a los altos alquileres que pagamos o el alto nivel de las hipotecas por los crecientes precios de venta que los salarios que se estancan más o menos. “Esto es una evolución muy grave”, reconoce el inversor y asesor inmobiliario hispano-alemán Matthias Meindel, que vive en los dos países y sabe lo que cuesta la vida aquí y allí.
Para muchos hogares en Madrid, Cataluña y Baleares, pagar la vivienda supone ya casi la mitad de sus ingresos, lo que es una evolución muy peligrosa y más evidente en España que en el resto de la UE. Alrededor de un 15% de los hogares de países de la OCDE dedican más del 40% de sus ingresos a pagar la vivienda. En España, el porcentaje sube al 37% para las familias que viven de alquiler. Sin embargo, según el Banco de España, lo conveniente es no destinar más del 35% de la renta del inquilino, tanto en una hipoteca como en un alquiler.
Desde el punto de vista de Jorge Ripoll, director de Tinsa, sin embargo, lo más correcto sería no destinar más del 25% del sueldo en pagar el piso. Según el Ministerio de Fomento, el precio medio del m2 de la vivienda libre en España se situó en 1.618,8 euros en el cuarto trimestre de 2018, lo que supone un incremento trimestral del 1,8% y del 3,9% interanual.
En España, el alquiler se ha incrementado en un 18,6% en los últimos cinco años, de 2013 a 2018. El alza ha sido de un 47,5% en Barcelona y de un 38% en la ciudad de Madrid, según Fotocasa. Además, cinco provincias — Baleares, Las Palmas, Salamanca, Barcelona y Madrid — han alcanzado este año su máximo histórico, registrado entre 2007 y 2008. Se trata de subidas de precio muy superiores al 10% anual.
Es necesario que se limite por ley la especulación de la vivienda
Así, parece lógico pensar que haya que poner límite en la especulación del mercado inmobiliario, que está desde hace 15 años en el foco de los inversores menos aventajados debido a los bajos tipos de interés. Esto ha provocado calentamientos muy peligrosos en mercados como el alemán y el suizo. También en Gran Bretaña la brecha de los precios de la vivienda es cada vez más alta. “Hay que bajar sobre todo los costes adicionales y los impuestos relacionados con la compra y el alquiler de la vivienda, luego hay que ver cómo se puede garantizar que los alquileres no sean objeto de especulación como pasa ahora en algunos mercados como el de Berlín”, dice Marco Wölfle, Dirigente del Center for Real Estate Studies, en Freiburg.
En Alemania ya existen mecanismos para ello; sin embargo, no han podido frenar las rápidas subidas de precios vividas por ejemplo en ciudades como Berlín, Frankfurt o Munich: “La protección de alquileres cuenta sobre todo para el mercado de segunda mano y contratos antiguos, pero para nuestros inquilinos la realidad es otra”, dice Wölfle.
En España, el gobierno en funciones ha decidido también barajar la posibilidad de que las Comunidades puedan limitar el aumento de alquileres introduciendo un índice de precios como el existente en Alemania desde hace muchas décadas. “Es un paso necesario”, dice el inversor hispano-alemán Matthias Meindel, que asesora inmobiliarias en Alemania y España. Sobre todo porque también S&P Global Ratings calcula que en los próximos años los precios inmobiliarios siguen subiendo.
Los alquileres siguen en alza y los salarios estancados
Un caso muy llamativo de especulación en Europa es actualmente Berlín, donde los pisos de alquiler han subido el año pasado casi un 6%, según el Banco Berlin Hyp y el inversor CBRE Deutschland. En la capital alemana, donde el índice de paro es uno de los más altos del país, los habitantes pagan de media 10,34 euros por m2. Barrios que hace poco estaban en manos de okupas e inmigrantes como Kreuzberg han sufrido una enorme especulación.
Aquí, el precio por m2 ya está en casi 13 euros por m2. Gero Bergmann, miembro de la dirección del banco Berlín Hyp, reconoce que los alquileres van a seguir creciendo en los próximos años, entre otras razones porque en mercados como el de Alemania faltan viviendas en la zona centro de Berlín, Colonia y Munich, llegando a alcanzar precios de lujo. Sin embargo, mientras los costes para la vivienda suben en la UE, los salarios reales en los 28 países crecieron en 2018 solamente un 1 por ciento.
En 2017 el crecimiento ni siquiera llegó al 1%. „Esto produce claramente un empobrecimiento a largo plazo de nuestra población“, reconoce Wölfle. Además, según un estudio de la fundación Hans-Böckler-Stiftung en Alemania, sube el IPC en muchos países.
Alemania paga mejor, pero los alemanes también empobrecen
Las empresas alemanas son las que mejor pagan en Europa, los salarios reales subieron un 1,5% en 2018, pero aun así no compensa la subida del precio de la vivienda. A pesar de que Alemania ha estipulado el pago de un salario mínimo mensual de 1.645 euros al mes, un 64,5% más que en España.
La cifra pasará de los 8,84 euros por hora a los 9,35 euros, un incremento del 5,7% en tres años. Alemania es uno de los mejores países a nivel de equilibrio salario/alquiler. Los expertos de la fundación Hans-Böckler también critican que la brecha salarial sigue creciendo en países como Letonia, Rumanía y Bulgaria, donde un trabajador de la clase media gana cuatro veces más que un obrero, mientras que esta diferencia en países como Suecia supone solamente el 200%.
En Alemania también se espera para este año una subida sobre la media europea. En España ocurre lo contrario, al existir malestar por la subida del salario mínimo a un nivel de casi la mitad que otros países no más caros.
El salario mínimo bruto en los 28 países de la UE ha oscilado en 2018 entre los 1.999 euros mensuales de Luxemburgo y los 260 euros de Bulgaria, según los datos de Eurostat, la agencia estadística comunitaria, si bien seis países europeos no tienen salario mínimo: Dinamarca, Italia, Chipre, Austria, Finlandia y Suecia.