España ha mantenido un crecimiento estable durante los últimos meses. El PIB ha alcanzado un aumento del 0,7% durante los dos últimos trimestres, por lo que Bruselas confirma que a día de hoy existen “leves signos de desaceleración”. En sus previsiones de verano ha incluido una variable que frenará la economía española: el aumento del […]
NacionalDirigentes Digital
| 12 jul 2018
España ha mantenido un crecimiento estable durante los últimos meses. El PIB ha alcanzado un aumento del 0,7% durante los dos últimos trimestres, por lo que Bruselas confirma que a día de hoy existen “leves signos de desaceleración”. En sus previsiones de verano ha incluido una variable que frenará la economía española: el aumento del precio del petróleo.
El resultado de estos cálculos es que la economía española prácticamente mantendrá la misma fuerza durante el segundo trimestre, en palabras de la Comisión, “señala a un crecimiento similar en el segundo trimestre de 2018”. Estas circunstancias vienen determinadas por el apoyo de la inversión no inmobiliaria, así como por un buen momento del consumo y de la construcción.
Esas palancas seguirán sosteniendo la economía española durante 2018, y se mantendrán como los componentes más dinámicos en la ecuación. Lo que puede frenar esta situación es un aumento de los precios del petróleo mayor de lo esperado desde la pasada primavera, por lo que este hecho tendrá “un impacto negativo en la demanda doméstica”.
El organismo reconoce que la inflación sufrirá también el aumento de los precios del petróleo. De hecho, se espera que durante el tercer trimestre alcance su mayor tasa -que ya en mayo se elevó hasta el 2,1%- y que finalmente acabe el año en el entorno del 1,8%, mientras que en 2019 se situará en el 1,6%.
Por otra parte, la Comisión Europea apunta a otra variable que influirá en el desempeño económico de nuestro país: una aportación algo menor de las exportaciones por un entorno exterior “menos favorable”. En contraste con esos obstáculos, se prevé que los Presupuestos aporten un “impulso adicional” a la actividad económica, sobre todo por medio del consumo privado.
A raíz de estas circunstancias, Bruselas concluye que el crecimiento de España será del 2,8%, una décima menos que en la última previsión en primavera. Sin embargo, mantiene la previsión para 2019 en el 2,4%. En el cómputo global de Europa, se confirma que “tras cinco trimestres consecutivos de fuerte expansión, en el primer semestre de 2018 se ha moderado el impulso económico, y actualmente se prevé un crecimiento inferior en 0,2 puntos porcentuales al previsto en la primavera, tanto en la UE como en la zona del euro”.
Conforme ha afirmado Valdis Dombrovskis, vicepresidente para el Euro, “la actividad económica europea sigue siendo sólida, con una previsión de crecimiento para este año del 2,1 % del PIB para la zona del euro y la EU-28. No obstante, la revisión a la baja del crecimiento del PIB desde mayo demuestra que un entorno exterior desfavorable, como el aumento de las tensiones comerciales con los Estados Unidos, puede dañar la confianza y pasar factura a la expansión económica”.