La subida del IPC es, como he contado en numerosas ocasiones, ese impuesto que no discrimina y que nos afecta a todos por igual. Pero lo cierto es que el impulso de la inflación hasta rozar el doble dígito que ahora mismo padecemos en España no nos afecta a todos por igual. Es de mayor […]
NacionalDirigentes Digital
| 26 abr 2022
La subida del IPC es, como he contado en numerosas ocasiones, ese impuesto que no discrimina y que nos afecta a todos por igual. Pero lo cierto es que el impulso de la inflación hasta rozar el doble dígito que ahora mismo padecemos en España no nos afecta a todos por igual. Es de mayor índole para aquellos que viven en ciertas comunidades autónomas y se despliega a lo largo de una serie de productos por encima de otros, a pesar de la subida generalizada de precios.
Tener de media precios no vistos jamás por aquellos que tengan menos de 37 años es una situación con la que muchos no habrán convivido, ni tampoco padecido un aumento que se refleja especialmente en la alimentación, un ámbito en el que, en mayor o menor medida, todos sin excepción hemos de gastar nuestro dinero.
A esto sumar que no es lo mismo vivir en uno otro lugar de nuestro país a la hora del reflejo en los establecimientos y los servicios, el encarecimiento de los precios. A pesar de que los precios suben un ritmo medio del 9,8%, los consumidores de Castilla -La Mancha pagan de media un 4% más por todo que los de Ceuta.
El auge de la inflación de oferta que padecemos en estos momentos se debe a una serie de circunstancias sobrevenidas, que explosionaron de forma vertical a raíz de superar lo peor de la pandemia, donde los precios incluso se movían en negativo. Factores como la subida de las materias primas acrecentadas por la guerra de Rusia sobre Ucrania, que han elevado más sus precios, han posibilitado la situación actual.
Según la consultora Kantar, en los días de marzo de la tormenta perfecta en la que también se sumaba la huelga de transportistas por el incremento del coste de los carburantes, las subidas en un año de productos como el aceite superaban el 300%, la pasta el 183%, o productos tan básicos como el arroz, un 181% o la leche un 145%.
Solo en marzo, la subida anual de la vivienda, según Estadística, alcanzaba el 33%; la del transporte, el 18,6%; los alimentos, casi un 7%, sobre todo pescado y marisco, con huevos, carne, legumbres, queso y hortalizas. Sin olvidar el encarecimiento de hoteles, cafés y restaurantes que incrementaban su coste casi un 4,5%.
Y en lo más cercano, la alimentación, las principales cadenas lo reflejaban de inmediato: Día subía precios en un 6% de media con Carrefour, Eroski y Alcampo con repuntes que superaban el 5,5%. El incremento en Mercadona era del 4% y el de Lidl, del 3,5%.
Todo ello, según un informe de Nielsen, nos redirige a los españoles con más fuerza hacia la marca blanca, que consumimos en un 27% frente al 12% de media mundial, e incluso, optar por cualquier marca en promoción, por la que se decantan casi 1 de cada 4 consumidores.
Cuando escuchamos que la inflación roza el 10% hablamos de una media general para toda España, pero hay lugares donde se compra más caro y otros donde el encarecimiento de los precios ha sido un poco menor, aunque lo cierto es que el aumento de los costes de los principales productos y servicios nos impacta a todos.
La comunidad autónoma donde más han subido los precios hasta marzo es Castilla -La Mancha. Allí el IPC se incrementa hasta casi dos puntos frente a la media española, un 11,7% de subida de la inflación. Castilla y León es la segunda región con los precios más altos, un 11% de incremento en el mes de marzo. Le siguen Aragón, con un 10,7%; La Rioja, con un 10,6%; y Galicia, con un 10,5%.
Por debajo de la media del 9,8% encontramos a Madrid, donde los precios se encarecen del orden del 9%, ocho décimas por debajo, País Vasco y Asturias, a los que se suman Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla.