Empezamos por reciclar nuestra basura. Después pasamos a llevar nuestra propia bolsa al supermercado. Pero parece que esto no es, ni mucho menos, suficiente. “El ser humano necesitará tres planetas para abastecer el ritmo actual de consumo”, teniendo en cuenta el crecimiento demográfico para 2050. Estas desalentadoras palabras se desprenden de un informe elaborado por […]
NacionalDirigentes Digital
| 25 nov 2019
Empezamos por reciclar nuestra basura. Después pasamos a llevar nuestra propia bolsa al supermercado. Pero parece que esto no es, ni mucho menos, suficiente.
“El ser humano necesitará tres planetas para abastecer el ritmo actual de consumo”, teniendo en cuenta el crecimiento demográfico para 2050. Estas desalentadoras palabras se desprenden de un informe elaborado por Greenpeace, y a poco que se siga leyendo, las previsiones no llegan a ser más positivas.
En esto tiene mucho que ver nuestro modelo de consumo, o mejor dicho, sobreconsumo. Un ejemplo es el caso de los plásticos. En España casi el 40% de los plásticos que se produce son envases, sobre todo de un solo uso. Ahí entran bolsas, botellas, envoltorios, y un largo etcétera. Pues bien, sólo se recicla el 30%. El resto terminan en los océanos. ¿Resultado? Llegan a estas aguas hasta 12 millones de toneladas de plástico a nivel global y 1.300 especies marinas afectadas.
Aun así, podemos poner nuestro grano de arena. Y no sólo en el uso de plásticos, también en ropa, alimentos, productos tecnológicos…
En la ropa y calzado se hace evidente el sobreconsumo del que hablamos. Hace años llegó la moda rápida para quedarse. Desde Greenpeace aseguran que “cada año se fabrican 100.000 millones de prendas de ropa”. O lo que es lo mismo, cada persona compra de media un 60% más de artículos de vestir que hace 15 años.
Disminuir la cantidad de ropa que adquirimos o conservarla durante uno o dos años más puede reducir las emisiones de CO2 un 24%. También se ahorra agua, materias primas y menos químicos y pesticidas que dañen los ríos, el suelo y la vida silvestre.
La forma en la que nos alimentamos es otra batalla. La ganadería es responsable de la emisión del 14% de los gases de efecto invernadero. Y resulta que esto es poco para lo que está por venir: se prevé que el consumo mundial de carne aumente en más de un 75% en 2050, unas cifras “insostenible” según la ONG. Este problema podemos combatirlo de varias formas.
Acción número uno -tiene que ver con el sentido común- : no desperdiciar alimentos. Esto parece algo evidente, pero más del 30% de los alimentos producidos en el planeta terminan en la basura. También es conveniente consumir productos locales, ecológicos, de temporada… Y otra cosa que no sólo tiene que ver con la salud del planeta, sino con la nuestra. Comer mejor carne, es decir, proveniente de la ganadería extensiva, ecológica y local.
Podríamos nombrar muchas más conductas que tienen un impacto negativo para el medio ambiente, pero uno de los más imprescindibles es la forma en la que nos desplazamos. A las emisiones de gases de efecto invernadero se unen otros problemas como la contaminación del aire, el ruido o la siniestralidad. “Un autobús que lleve una media de 50 personas, frente a la ocupación real de los automóviles, que es de un 1,2 personas, significa que un autobús lleva a las mismas personas que 41 coches, pero en 16 veces menos espacio”, cuentan desde GreenPeace.
Con poco, los resultados pueden ser enormes. Ya lo dicen desde la ONG WWF: “Tú tienes el poder de cambiar los mercados, reducir la contaminación y el derroche de recursos, acelerar en definitiva el camino hacia la sostenibilidad”.