Una de las principales características de la crisis derivada de la emergencia sanitaria es el aumento en las desigualdades que se está produciendo en el mercado laboral. La precariedad, especialmente entre las personas con menos formación, se alza como uno de los elementos que más harán peligrar la recuperación económica, englobada en un entorno poco […]
NacionalDirigentes Digital
| 08 mar 2021
Una de las principales características de la crisis derivada de la emergencia sanitaria es el aumento en las desigualdades que se está produciendo en el mercado laboral. La precariedad, especialmente entre las personas con menos formación, se alza como uno de los elementos que más harán peligrar la recuperación económica, englobada en un entorno poco alentador, tras conocerse que en el mes de febrero el paro superó la barrera de los cuatro millones y la última cifra de generación de empleo es la más baja desde el año 2013.
La velocidad de la automatización y la digitalización también están provocando una transformación entre compañías y sectores como el ecommerce o la sanidad, que se encuentran en pleno auge. En este escenario, empresarios y trabajadores presentan una visión diferente ante las perspectivas del empleo una vez vencida la pandemia. Para el 45% de los dirigentes, el mundo laboral será mejor cuando se supere la crisis de la COVID-19; un planteamiento que choca con el 41% de los asalariados que opina que será peor que antes, según la encuesta Workforce Transformation, realizada por Adecco.
Durante la elaboración del estudio, la firma ha tenido en cuenta la percepción y las preferencias de 1.055 trabajadores y 204 líderes representativos del tejido empresarial, y procedentes de Estados Unidos, Francia, España y Bélgica. Así, se desprende que las prioridades de ambos grupos han cambiado. El 70% de los empresarios pretenden centrarse en el mantenimiento de las operaciones y apoyar la flexibilidad y el trabajo en remoto. Por su parte, la desaparición de algunas actividades y el surgimiento de otras que requieren nuevas habilidades, incrementa el riesgo de aumentar la polarización social y la pérdida de oportunidades laborales.
De esta forma, los pensamientos de gran parte de los empleados están encaminados a la seguridad. 8 de cada 10 destacan la importancia del apoyo financiero ante futuras crisis, la obtención de un seguro médico de calidad y mayor transparencia en el trabajo. Asimismo, ese sector también resalta la importancia de la implementación de estrictas políticas de limpieza e higiene en los entornos profesionales, y coinciden en la disposición de un equipo adecuado para poder trabajar desde sus domicilios. De igual forma, las habilidades requeridas también varían. Mientras que los jefes se centran en las competencias sociales, la fuerza laboral prioriza las aptitudes técnicas.
En esta línea, las mujeres se muestran más pesimistas que los hombres. El 43% espera un mercado laboral peor tras la pandemia, frente al 37% de ellos. Un planteamiento que puede encontrar su explicación al tratarse de uno de los colectivos más golpeados tradicionalmente por las crisis. Igualmente, para las trabajadoras es más importante que el teletrabajo se convierta en un cambio duradero; así lo muestra el 45% de las encuestadas que apoya esta medida frente al 39% de los hombres.
En este sentido, el documento detalla que durante la pandemia las mujeres han experimentado pérdidas de empleo “de manera desproporcionada”. Esto ha sido así debido, principalmente, a las barreras sociales relacionada con la carga del hogar y, de hecho, también se indica que aquellas que debieron paralizar por completo su actividad laboral pueden tener dificultades para llevar a cabo su reincorporación en el futuro.
Las diferencias también es posible encontrarlas por grupos de edad. Los jóvenes recién graduados y con pocos años de experiencia (18-30 años), así como la generación X, aquella comprendida por los trabajadores de 41 a 50 años, se presentan más pesimistas. De hecho, un 25% de ambos grupos imaginan un futuro peor. El informe destaca también que la generación X, que se encuentra en la etapa intermedia de su carrera, está comenzando a sufrir la peor parte de la discriminación por edad.
Y, de igual manera, la generación Z y los millennials más jóvenes, que están tratando de hacerse un hueco en el mercado, han visto truncadas sus perspectivas laborales debido a las interrupciones en el empleo y en la educación. Por el contrario, el 20% de las personas de entre 31 a 40 años y los mayores de 50 proyectan un escenario más alentador que el existente antes de la llegada del coronavirus.