Una de las consecuencias directas de la guerra en Ucrania ha sido la dificultad de algunos materiales y materias primas para llegar a sus destinos. Esta situación, unida al aumento de costes, ha obligado a las empresas a repensar el funcionamiento de las cadenas de producción y las líneas de suministro. Por ello, desde Manhattan […]
NacionalDirigentes Digital
| 04 oct 2022
Una de las consecuencias directas de la guerra en Ucrania ha sido la dificultad de algunos materiales y materias primas para llegar a sus destinos. Esta situación, unida al aumento de costes, ha obligado a las empresas a repensar el funcionamiento de las cadenas de producción y las líneas de suministro. Por ello, desde Manhattan Associates, su director de Ventas para el sur de Europa, Jacky Marolleau, da las claves a DIRIGENTES para impulsar un comercio mundial más resistente, sostenible y adaptable a largo plazo.
Sin duda, ha supuesto otra crisis que, tras la pandemia, pone de manifiesto la interrupción continua a la que están expuestas las cadenas de suministro en todo el mundo. Los retrasos, las cancelaciones o la subida de las tarifas están afectando a las empresas que dependen del envío global de mercancías. La gran inestabilidad logística perjudica la precisión en la planificación, así como la satisfacción de las necesidades de los clientes a lo largo de la cadena de valor. Otra cuestión es que los almacenes están llenos, por lo que hace falta más espacio y más almacenes externos. Lo mismo ocurre con las operaciones de almacén: las empresas no pueden permitirse el lujo de perder un slot en términos de envío o un contenedor llegaría a su destino semanas más tarde.
Sobre todo los precios elevados de recursos como el combustible, la maquinaria y las materias primas ha generado un aumento de los costes y un problema de la rentabilidad. La presión inflacionaria acelera todavía más la tendencia de cerrar fronteras y priorizar la industria nacional para desarrollar la resiliencia, algo que es ya un objetivo estratégico en numerosos países.
Una de las principales ondas de choque se la ha llevado el sector de la automoción. Marcas como Opel y Volkswagen anunciaron este verano parones en sus respectivas producciones debido a los problemas de suministro para la fabricación de ciertos vehículos. Es un problema que afecta a gran parte de Europa y que se extenderá probablemente más allá de 2023, dada la interrupción en el abastecimiento de los semiconductores.
Los productos agrícolas han sido indudablemente unos de los más afectados en España por el coste del trigo, el cual alcanzó un máximo histórico en marzo. La compleja logística desde Ucrania continúa limitando esta materia prima y es probable que el clima extremo haga subir los precios nuevamente en los próximos meses. En el terreno energético no dejamos de ver cómo los precios al alza golpean a infinidad de sectores, mientras que en el campo tecnológico vemos numerosos problemas de suministro asociados a la crisis de componentes electrónicos, especialmente de semiconductores.
Jacky Marolleau, director de Ventas para el sur de Europa de Manhattan Associates
Las empresas se han visto obligadas a establecer limitaciones presupuestarias, lo que también ha dificultado sus opciones para encontrar el talento necesario y desplegar las tecnologías adecuadas. Todas las industrias combaten contra la subida de precios para tratar que los márgenes aguanten. La invasión de Ucrania ha agravado todavía más la situación generada por la pandemia, por lo que las organizaciones han aparcado sus planes a largo plazo para responder a las necesidades más urgentes. Desde una posición defensiva, es el momento de implementar políticas de suministro de mayor proximidad.
Las empresas deben moverse rápidamente para establecer fuentes alternativas de suministro, es decir, considerar más socios de suministro locales. El movimiento de relocalizar puede suponer un nuevo enfoque de la sostenibilidad y los productos y servicios ambientalmente responsables. También les conviene revisar el coste fundamental de un producto o servicio, lo que significa identificar formas de reducir o eliminar determinados materiales y otros costes asociados al diseño, la logística o los procesos de fabricación. Por supuesto, la digitalización de la cadena de suministro y el análisis de datos es clave para una mejor gestión, más rápida, eficiente y transparente.