Se estima que la economía española creció durante 2,5% el año pasado. Para 2019, se espera que este ritmo baje al 2,1%. La principal causa es que el sector externo decrecerá en tres décimas por el menor incremento de las exportaciones, reflejando el fuerte deterioro del entorno internacional, tal y como se explica en las […]
NacionalDirigentes Digital
| 17 ene 2019
Se estima que la economía española creció durante 2,5% el año pasado. Para 2019, se espera que este ritmo baje al 2,1%. La principal causa es que el sector externo decrecerá en tres décimas por el menor incremento de las exportaciones, reflejando el fuerte deterioro del entorno internacional, tal y como se explica en las Previsiones económicas para España 2019-2021 realizado por Funcas.
La economía española mantendrá la senda de desaceleración hasta 2021, año en que se acercaría a su potencial de crecimiento, estimado en 1,7%. Aun así, esta cifra es “suficiente para reducir la tasa de paro hasta el 11,6% en 2021, ligeramente por encima del nivel alcanzado en 2008″, detalla el documento.
No obstante, el crecimiento de las remuneraciones salariales en 2020 y 2021 será inferior al esperado para el ejercicio actual, muy influido por factores extraordinarios, pero será superior a las tasas observadas en los últimos años. Esto, unido al escaso crecimiento de la productividad, dará lugar a un crecimiento del Coste Laboral Unitario, concepto que refleja cuanto porcentaje de la renta de las empresas se destina a contratar el factor trabajo.
Este escenario es orientativo. Y es que existen riesgos que proceden básicamente del exterior. “Factores como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, los desequilibrios que acumula esta última economía, el elevado nivel de endeudamiento de la economía a nivel global, o el ascenso de los populismos antieuropeos, podrían desencadenar crisis de confianza y frenar el crecimiento de la economía mundial más intensamente de lo esperado”, cuentan desde Funcas.
En este contexto, la institución española asegura que el Gobierno debe apostar por llevar a cabo diferentes reformas económicas para mejorar la posición exportadora española y evitar una desaceleración acusada de la economía, así como aumentar la productividad.
Las principales reformas pasan también por mejorar el funcionamiento del mercado laboral, reduciendo la temporalidad en el empleo, promover la inversión en nuevas tecnologías, innovación y educación y equilibrar el sistema de pensiones.