La energética Iberdrola ha aprovechado la ola de optimismo que ha acompañado la presentación de resultados de 2018 para acelerar en sus planes de crecimiento. Revisa el plan previsto que cubría desde 2018 hasta 2022. La consecuencia de esa revisión es que aumenta su ambición: crecerá en beneficios y también en dividendos, para lo cual […]
NacionalDirigentes Digital
| 26 feb 2019
La energética Iberdrola ha aprovechado la ola de optimismo que ha acompañado la presentación de resultados de 2018 para acelerar en sus planes de crecimiento. Revisa el plan previsto que cubría desde 2018 hasta 2022. La consecuencia de esa revisión es que aumenta su ambición: crecerá en beneficios y también en dividendos, para lo cual acometerá inversiones valoradas en 34.000 millones de euros.
Según explica la compañía, esta revisión al alza se debe al “avance en el cumplimiento de sus objetivos y a las nuevas oportunidades surgidas” en los países en los que opera. Desde el punto de vista de Iberdrola, se dan las circunstancias propicias para el crecimiento orgánico, para lo cual apostará por la transición energética.
De hecho, la empresa dedicará el 39% de sus inversiones a renovables, mientras la mayor parte, el 47%, irá a parar a redes. Si estas inversiones dan sus frutos, Iberdrola incrementará su capacidad en un 29% hasta 2022. En todo caso, la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán prevé protegerse de las depreciaciones de divisas que se han producido durante el año pasado. Así, el 36% de sus inversiones se realizarán en dólares, el 29% en euros, el 17% en libras esterlinas, y el 18% en reales brasileños.
En ese sentido, también hay que mencionar que Iberdrola también prevé realizar desinversiones en distintos activos “no estratégicos”. Esta retirada equivale a 3.500 millones de euros de desinversión, si bien esta cifra supone un aumento de 500 millones con respecto a la previsión inicial del plan. Hasta ahora, ya ha salido del negocio tradicional de Reino Unido, así como de la termosolar de Puertollano.
A pesar de eso, la compañía energética se muestra dispuesta a invertir 8.000 millones de euros, por lo que las inversiones ascenderán un 40% con respecto a lo previsto. Dado que el aumento de las inversiones se cifra en 2.000 millones de euros, esa cantidad se destina de forma casi íntegra a los planes de Iberdrola en España, donde el esfuerzo inversor se eleva más de 2.200 millones. De esos 8.000 millones, la mayor parte se dedicará a la producción renovable, un segmento al que dedicará 4.200 millones de euros hasta la finalización del plan.
AUMENTO DE BENEFICIOS
La repercusión de esa política de expansión es que la empresa prevé que cuando finalicen las Perspectivas Estratégicas los beneficios se encuentren entre los 3.700 y los 3.900 millones. Es decir, en 2022 puede mejorar sus resultados entre un 22% y un 30%.
No obstante, esa mejora de los beneficios podría no reflejarse en la retribución a los accionistas. Según los cálculos de la empresa, el mínimo anual de los dividendos alcanzaría los 0,40 euros brutos por acción. Hay que suponer que esa predicción desde una perspectiva de prudencia, dado que en 2018 el dividendo alcanzó los 0,351 euros por acción, así que el aumento en 2022 quedaría en el 14%.