La vacuna contra el coronavirus repercutirá positivamente en la economía y marcará la senda hacia la recuperación. No obstante, las predicciones económicas apuntan a que ambos no seguirán el mismo ritmo, ya que para volver al mismo nivel de crecimiento anterior a la pandemia, habrá que esperar hasta 2023. Antes de poner punto y final […]
NacionalDirigentes Digital
| 17 dic 2020
La vacuna contra el coronavirus repercutirá positivamente en la economía y marcará la senda hacia la recuperación. No obstante, las predicciones económicas apuntan a que ambos no seguirán el mismo ritmo, ya que para volver al mismo nivel de crecimiento anterior a la pandemia, habrá que esperar hasta 2023.
Antes de poner punto y final a un año atípico, conocido como el que ha provocado la mayor debacle económica en términos de caída de la actividad productiva, y de conocer finalmente el comportamiento de la economía en el cuarto trimestre, lo que ya apuntan los expertos es que la recuperación será gradual y desigual entre los diferentes países y sectores. Dependerá del impacto que siga causando la pandemia, las medidas de contención, así como del crecimiento de los sectores económicos y de la efectividad de las campañas de vacunación.
Desde el Instituto de Estudios Económicos (IEE) avanzan una contracción de la economía española del 11,3% en el presente ejercicio, mientras que para el próximo año estiman un rebote del PIB del 6%. En sus previsiones subrayan que los principales retos que tendrá que afrontar la economía de cara a 2021 serán, por un lado, que los niveles de deuda y déficit no aumenten “con la misma intensidad” que en este 2020 y, por otro, que se aprovechen los fondos procedentes de la Unión Europea. Para el último punto, consideran “imprescindible que se inviertan en proyectos viables, con perspectiva de largo plazo que permitan retornos futuros y orientados, en sus principales hitos, por una visión empresarial”.
Por ello, en la presentación del informe Coyuntura Económica correspondiente al segundo semestre, el presidente del IEE y vicepresidente de CEOE, Íñigo Fernández de Mesa, puso de manifiesto la necesidad de hacer que estos recursos financieros sean capaces de estimular la inversión privada, además de potenciar la colaboración público-privada. “Por cada euro de las transferencias europeas destinado a apoyar la inversión privada, se movilizarían otros tres euros adicionales procedentes de las propias empresas”, ejemplifica Fernández de Mesa para representar su efecto multiplicador.
Con todo lo anterior, hacen hincapié en la necesidad de afrontar reformas estructurales para fortalecer la economía nacional, tal y como venían reclamando el FMI, la OCDE o la Comisión Europea antes de la crisis sanitaria. “Con la recesión de 2020, este proceso es todavía más necesario, dado que algunos desequilibrios se han agudizado e incluso han aparecido nuevos retos”, alertan en el informe.
Una de las principales reformas que se deben acometer “con urgencia” son la consolidación presupuestaria. Una vez pasen los efectos de la pandemia, habrá que corregir el déficit y deuda pública. Fernández de Mesa insiste en la eficiencia del gasto más que en la subida de impuestos. Otra de las reformas que piden es en materia de fiscalidad y pensiones, además de mejorar el marco regulatorio para dar confianza a las empresas y los mercados y simplificar las barreras para el desarrollo empresarial.
Junto a las anteriores, añaden también las relacionadas con la formación y la educación para aumentar la productividad y la empleabilidad, una inversión superior en innovación y digitalización, junto a una mayor eficiencia energética y sostenibilidad medioambiental.
A la hora de llevar a cabo reformas estructurales es necesario tener una visión estratégica de la economía, debido a que sus resultados se ven en el medio y en el largo plazo. Sin embargo, la mera comunicación de llevar a cabo una determinada reforma tiene efectos en el corto plazo. En la presentación, Fernández de Mesa ha subrayado la necesidad de incrementar la seguridad jurídica en el ámbito empresarial y su certidumbre, pese a este contexto, ya que “el simple anuncio de una reforma fiscal que perjudique a las empresas, aunque no se lleve a cabo, genera incertidumbre, ruido, y hacer que no tengan un marco claro donde operar”. Advierten de que, incluso, “la credibilidad de un país puede verse afectada en una u otra dirección, dependiendo de las medidas de política económica que se pretendan realizar”.