La polarización y crispación política que se respira en el ambiente viene respaldada con datos oficiales. Según recoge el último Eurobarómetro que elabora de manera anual la Comisión Europea, el 74% de los ciudadanos españoles desconfía del Gobierno y el 76% del Congreso de los Diputados, cifra que, si bien es considerable, sobre todo, si […]
NacionalDirigentes Digital
| 28 abr 2021
La polarización y crispación política que se respira en el ambiente viene respaldada con datos oficiales. Según recoge el último Eurobarómetro que elabora de manera anual la Comisión Europea, el 74% de los ciudadanos españoles desconfía del Gobierno y el 76% del Congreso de los Diputados, cifra que, si bien es considerable, sobre todo, si este rechazo se compara con la percepción que tienen en el resto del continente, esta es mucho más baja al compararla con el resto de los pilares que conforman los sistemas democráticos.
De un total de 32.743 entrevistas telefónicas realizadas en los 27 países de la Unión Europea, 1.007 de ellas en España, entre el 12 de febrero y el 18 de marzo (que coincide con el primer aniversario de la crisis sanitaria), se desprende que tan solo el 7% se fía de los partidos políticos, mientras que el 90% recela de ellos.
El sentimiento de degradación es bastante generalizado en todas las variables analizadas, entre las que también se encuentran los ayuntamientos y comunidades autónomas (el 41% desconfía), el sistema judicial (44%) y la administración pública (46%). Tan solo se salvan el personal sanitario y médico (18%).
Tampoco se salvan del escrutinio público los medios de comunicación nacionales, mucho más cuestionados que en el resto del Viejo Continente. Al ser preguntados por la confianza en ciertos medios, tan solo se salva la radio, con un 42% de encuestados que “tiende a confiar” de este. Por detrás se sitúan prensa escrita (34%), televisión (31%), Internet (25%) y redes sociales (14%). Estos resultados se producen en un escenario de proliferación de fake news a través de diferentes plataformas que conducen a que el 83% de la población española tenga la impresión de que las noticias “están a menudo distorsionadas de la realidad o son, directamente, falsas”, situación ante la que el 57% asegura que les resulta fácil detectarlas. Para el conjunto de la Unión Europea el porcentaje alcanza el 71% y el 65%, respectivamente.
Todo ello conduce a que en circunstancias de pandemia como el actual, los residentes de este país (75%) como los del resto del continente (67%) consideren a médicos, enfermeros y farmacéuticos como “la fuente más fiable”, por delante de las autoridades sanitarias (46%) y el grupo de gente que les rodea (14%).
La pandemia provocada por el coronavirus ha alterado el orden de las preocupaciones que quitan el sueño por las noches. El 53% menciona la situación sanitaria y la Seguridad Social como el principal motivo que les desvela, con un aumento de 40 puntos en la lista de los motivos que le generan intranquilidad con respecto al año anterior. Casi al mismo nivel (51%) se encuentra el desempleo como segunda causa de inquietud, secundado por el panorama económico (40%). En un segundo plano están la inflación, la deuda pública, la inmigración o las pensiones, todos con un 6% y el sistema educativo (5%).
Aunque a título individual alrededor de la mitad aseguran que su situación financiera no es mala, perciben que la economía y el mercado laboral ha sufrido un varapalo, que se une a los problemas que ya arrastraba de la crisis financiera global de 2008. Conscientes de que el shock provocado por la COVID-19 tendrá consecuencias financieras para España, el pesimismo impera en lo que a recuperación se refiere. Siete de cada diez no esperan la reactivación hasta 2023, como mínimo, en comparación con el 61% de europeos. Apenas un 5% cree que comenzará a remontar este año.
En este contexto, uno de los resultados más destacables es la valoración que otorga la población europea en su conjunto a la actuación y toma de decisiones llevada a cabo por parte de la Unión Europea en la lucha contra el virus. Pese a ello, la gran mayoría considera que debería contar con “más alternativas” que le permitan gestionar futuras crisis sanitarias similares a la actual.