En las últimas semanas, la industria global de aerolíneas ha recibido un impacto peor que el que les supuso que el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 o la Gran Recesión de 2008 y 2009. La pandemia de coronavirus afecta al 98 % del tráfico aéreo mundial de pasajeros, ha destrozado la demanda […]
NacionalDirigentes Digital
| 14 may 2020
En las últimas semanas, la industria global de aerolíneas ha recibido un impacto peor que el que les supuso que el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 o la Gran Recesión de 2008 y 2009. La pandemia de coronavirus afecta al 98 % del tráfico aéreo mundial de pasajeros, ha destrozado la demanda mundial de viajes, ha forzado la cancelación de miles de vuelos obligando a las aerolíneas de todo el mundo a estacionar cientos de aviones y ha provocado la demora de los pedidos de nuevas aeronaves. El colapso en el tráfico de pasajeros les ha supuesto pérdidas millonarias.
El mayor fabricante de aviones de Estados Unidos, Boeing, se enfrenta a una interrupción sin precedentes en la industria de las aerolíneas globales. En lo que va de año Boeing ha borrado miles de millones del valor de mercado. En poco más de 11 meses, desde el momento del accidente de Ethiopian Airlines en marzo de 2019 hasta la fecha, las acciones de Boeing han llegado a caer más de un 40%. La deuda total de Boeing casi se duplicó hasta los 27.300 millones en 2019. Y ahora la multinacional aeronáutica está considerando reducir sus dividendos y posiblemente despedir trabajadores en sus plantas de producción de aviones.
El presidente ejecutivo de Boeing, Dave Calhoun, dijo a los empleados que la compañía estaba tomando medidas para abordar las presiones comerciales que resultan del “dolor que sienten nuestros clientes y proveedores”. Debido a la pandemia de coronavirus, el fabricante estadounidense de aviones dijo que congelaba las nuevas contrataciones y horas extras, excepto en ciertas áreas críticas para preservar el efectivo.
Se han producido docenas de contagios en sus instalaciones de Seattle (Washington)
Además Boeing decidió detener su producción el 25 de marzo, durante dos semanas, para reducir los riesgos ya que se han producido docenas de contagios en sus instalaciones del área de Seattle en el estado de Washington, uno de los más afectados del país por el COVID-19. Desde la compañía se dice que este parón en la producción se aprovechará para frenar las ineficiencias, reforzar las medidas de salud y seguridad, también mejorar la calidad y facilitar el reingreso del modelo 737 MAX al mercado.
Spirit Aerosystems, el mayor proveedor de Boeing, también ha comunicado que suspende temporalmente la producción del fabricante de aviones en muchas de sus instalaciones en Estados Unidos durante 15 días.
Boeing y otras compañías de aviación estadounidenses están buscando miles de millones de dólares en ayudas mientras luchan por sobrevivir a una caída en la demanda causada por la pandemia de coronavirus. Han pedido a la Administración Trump un paquete de estímulo para proporcionar protecciones a las nóminas, advirtiendo que alrededor de 750.000 empleos dependen de la industria de los viajes aéreos.
Las aerolíneas y los transportistas de carga buscan al menos 58.000 millones en préstamos y subvenciones y cambios fiscales adicionales, mientras que los aeropuertos piden 10.000 millones de dólares.
En concreto Boeing está buscando del gobierno de Estados Unidos 60.000 millones para la compañía y sus proveedores para apuntalar sus finanzas y la cadena de suministro de la mayor empresa aeroespacial estadounidense. El fabricante aeronáutico, que emplea a 2,5 millones de personas y trabaja con 17.000 proveedores, ha apuntado que esta ayuda sería “importante” para la recuperación de toda la industria en el país.
El nuevo paquete de estímulos recién aprobado por el Senado estadounidense para hacer frente a la pandemia otorgaría al sector hasta 50.000 millones en préstamos garantizados, pero prohíbe los subsidios en efectivo que las aerolíneas habían solicitado. “Los préstamos por sí solos no son suficientes y deben combinarse con un programa de asistencia para las nóminas de los trabajadores y una desgravación fiscal específica que permita a las aerolíneas seguir operando durante esta crisis”, dijo el organismo de la industria ‘Airlines for America’ en un comunicado.
También la ‘Asociación Internacional de Transporte Aéreo’ (IATA) reclama ayudas para evitar la quiebra de las aerolíneas por el derrumbe de las reservas billetes y la pérdida de 7.200 millones de dólares en menos de dos meses. La IATA estima que el virus podría costarle a la industria 252.000 millones de dólares este año. En junio, Boeing pronosticó que le comprarían 44.000 aviones comerciales, valorados en 6.800 millones, en las próximas dos décadas. Alrededor del 40% de esas compras de aviones fueron hechas para reemplazar modelos más antiguos y menos eficientes.
Boeing tenía pedidos firmes de unos 5.600 aviones comerciales a la espera de ser construidos y entregados. Ahora la demanda esperada de nuevos aviones está en serias dudas, al menos a corto plazo, y la caída en los precios del petróleo y el combustible para aviones ha reducido en gran medida el incentivo financiero para poner en servicio los jets más eficientes en combustible, y es probable que las aerolíneas pospongan las entregas de aviones, o las cancelen por completo.
Scott Kirby, el presidente de United Airlines advirtió sobre un profundo impacto en el sector, y añadió que se estaban preparando para un “escenario terrible” en el que los ingresos podrían caer hasta un 70% en abril y mayo y un 20% en noviembre y diciembre. La aerolínea United, con sede en Chicago, ha tomado algunas de las medidas más agresivas hasta la fecha, recaudando 2.000 millones en capital nuevo para tener una liquidez de 8.000 millones.
Además recortó su gasto de capital para 2020 en más de un tercio a aproximadamente 45.000 millones de dólares. Como una forma de preservar el efectivo, United Airlines no aceptará la entrega de ningún avión durante la crisis del COVID-19 a menos que pueda financiar completamente el costo de las aeronaves. Por su parte Delta reveló que sus ingresos disminuirán en casi 2.000 millones en marzo y espera que caigan aún más en abril. Al igual que otras aerolíneas que buscan reducir sus costos, Delta reducirá la capacidad nacional en un 70% y la capacidad internacional en un 80% en los próximos tres meses.
Hasta que se concreten las ayudas, está implementando acciones de “preservación de efectivo” que incluyen recortes salariales significativos entre sus líderes corporativos, cerrar temporalmente la mayoría de sus Sky Clubs y reducir el tamaño de su flota a la mitad, lo que equivale a más de 600 aviones. Bastian advirtió a sus empleados que las “pérdidas involuntarias de trabajo” pueden ser “necesarias”, a pesar de que unos 10.000 trabajadores ya han tomado vacaciones voluntarias no remuneradas. Las acciones de Delta han perdido el 64% de su valor este año.
Boeing y otras compañías buscan miles de millones de dólares en ayudas
La crisis del 737 MAX ha sido el peor evento en la historia de Boeing. Al menos hasta ahora, porque la pandemia de coronavirus podría terminar siendo aún más dañina a largo plazo para la compañía estadounidense. Los problemas con el 737 MAX, con dos accidentes fatales en Indonesia y Etiopía que costaron 346 vidas, supusieron además al menos 18.700 millones en gastos y que la reputación de la compañía cayera por los suelos.
Toda la flota de los aviones más vendidos de Boeing, los 737 MAX, ha estado en tierra desde marzo de 2019, cuando se produjo el segundo accidente. Desde entonces la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos ha estado buscando cuál es el problema que ha provocado los siniestros. Se descubrió que el software del jet impedía a los pilotos recuperar el control del avión después de activar el sistema antibloqueo.
La compañía Boeing propuso por primera vez “desacelerar o suspender” la producción del avión en julio de 2019. Tras meses de investigaciones se tuvo que postponer su retorno al espacio aéreo en varias ocasiones hasta que el modelo cumpliera con todos los requisitos de seguridad para conseguir la aprobación por parte de los reguladores. En enero de 2020 el mayor exportador de Estados Unidos suspendió la producción de este jet y comunicó que tenía 400 aviones de este modelo no entregados almacenados.
Las mejoras en el 737 MAX han hecho que los reguladores de EE.UU. hayan autorizado que regrese al servicio este año en cuanto se ponga un cableado eléctrico fijo específico para cumplir las normas internacionales de seguridad. Casi un año después de que tuvieran que dejar en tierra los 737 MAX parecía que había llegado el momento de la gran vuelta al servicio comercial para transportar pasajeros nuevamente. Pero el COVID-19 parece que podría truncar esa puesta en marcha.
La compañía se había fijado el mes de abril para hacerlo, pero debido a la propagación del coronavirus por todo el mundo y los problemas que está causando en el sector aeronáutico, se ha decidido postponer esa fecha a mayo. Algo que ahora parece poco probable debido a que las aerolíneas están sufriendo enormes pérdidas y están recortando vuelos. Además, seguramente lleguen a cancelar también los pedidos del MAX. De hecho en febrero ya se cancelaron 59 pedidos de este modelo.
La situación podría obstaculizar la capacidad de Boeing para reiniciar la producción del 737 MAX, así como la capacidad de sus proveedores para entregar las piezas necesarias ya que en estos momentos sus clientes, las aerolíneas de todo el mundo, están pasando por problemas financieros con lo que no es seguro que tengan dinero para pagar las aeronaves.