En la lucha por la igualdad de género, algunos países han ganado terreno, por ejemplo en cuanto al acceso a la atención de la salud, la educación y los servicios financieros, pero a nivel mundial los hombres todavía gozan de más oportunidades económicas que las mujeres. Los países pueden resolver el problema con políticas adecuadas […]
NacionalDirigentes Digital
| 14 ago 2018
En la lucha por la igualdad de género, algunos países han ganado terreno, por ejemplo en cuanto al acceso a la atención de la salud, la educación y los servicios financieros, pero a nivel mundial los hombres todavía gozan de más oportunidades económicas que las mujeres.
Los países pueden resolver el problema con políticas adecuadas que subsanen las disparidades salariales y nivelen el campo de juego.
Este gráfico elaborado por el Fondo Monetario Internacional, extraído del último documento publicado tras la reunión de los ministros de Hacienda y los presidentes de los bancos centrales del G-7, resalta esas diferencias. Mide las diferencias entre los salarios del hombre y la mujer, teniendo en cuenta las horas trabajadas, el tipo de empleo, el nivel educativo, la edad y la experiencia. Nuestro gráfico muestra que las economías avanzadas y en desarrollo están en el mismo aprieto.
La disparidad salarial es más pronunciada en Corea del Sur, donde alcanza 37%. En Estados Unidos y Canadá, ronda 18 puntos porcentuales, en tanto que Luxemburgo, con 3 puntos porcentuales, marca el nivel más bajo de la escala. El G-7, que sufre en promedio una diferencia salarial de alrededor de 16 puntos porcentuales, ha puesto énfasis en la necesidad de eliminar las disparidades de género y se ha comprometido con esta tarea.
La desigualdad de género está directamente vinculada con la desigualdad del ingreso, que a su vez puede dañar la sostenibilidad del crecimiento de un país. El hecho de que las mujeres ganen menos que los hombres contribuye directamente a la desigualdad del ingreso, y una disparidad mayor entre la participación laboral femenina y masculina se traduce en una desigualdad del ingreso laboral, las pensiones y el ahorro. Eliminar esas diferencias puede promover la igualdad en la distribución global del ingreso.
En términos generales, para corregir la desigualdad de género y las disparidades salariales, los países deben centrarse en políticas que mejoren la educación, la salud y la infraestructura, a la vez que promueven la inclusión financiera y la igualdad de derechos.
En las economías avanzadas y en algunos países en desarrollo, esas políticas apuntarían, por ejemplo, a lo siguiente:
Ofrecer licencia de maternidad y paternidad públicamente financiada. Las ausencias laborales prolongadas motivadas por el cuidado infantil pueden reducir el ingreso laboral tras la reincorporación, así como las aptitudes laborales.
Eliminar la carga tributaria impuesta al segundo sueldo (mayormente femenino ). Reemplazar la tributación familiar por tributación individual.
Emplear créditos o beneficios tributarios para los trabajadores poco remunerados. Así se reduciría la obligación tributaria neta y se incrementaría el beneficio de aceptar un empleo en términos de ingreso neto.