El Banco de España ha publicado recientemente un artículo titulado “La inversión y la financiación de las empresas no financieras españolas”, en el que asegura que la inversión de las empresas españolas comenzó a recuperarse en 2014, pero aún no alcanza los niveles que ostentó entre 2000 y 2007.Así, el análisis del supervisor monetario nacional […]
NacionalDirigentes Digital
| 16 jul 2018
El Banco de España ha publicado recientemente un artículo titulado “La inversión y la financiación de las empresas no financieras españolas”, en el que asegura que la inversión de las empresas españolas comenzó a recuperarse en 2014, pero aún no alcanza los niveles que ostentó entre 2000 y 2007.Así, el análisis del supervisor monetario nacional concluye que la formación bruta de capital fijo de las empresas españolas comenzó a recuperarse hace cuatro años, coincidiendo con el principio del fin de la crisis económica en el país, pero sin llegar a alcanzar todavía los niveles anteriores a la recesión.
El Banco de España llega a esta conclusión tras analizar datos de cuentas anuales de 600.000 empresas españolas, que muestran que la inversión productiva del tejido empresarial español se elevó a un ritmo medio anual de en torno al 10% entre 2000 y 2007, virando a negativo a partir de ese año. Así, en 2008 y 2009 se registraron retrocesos que se transformaron en movimientos interanuales planos o marginalmente positivos entre 2010 y 2013.
El Banco de España asegura que la recuperación económica ha favorecido repuntes de entre el 5 y el 10% en las tasas anuales de inversión productiva en 2014, 2015 y 2016, pero sin conseguir recuperar los niveles existentes antes del comienzo de la crisis. El regulador señala que la inversión de las pymes durante la crisis se contrajo más que la de las grandes empresas, mientras que, a partir de 2014 se recuperó de forma “más intensa”.
“El análisis de los determinantes de la inversión pone de manifiesto que la fortaleza de la posición financiera y la rentabilidad están positivamente relacionadas con la decisión de inversión empresarial, especialmente durante el periodo posterior a la crisis”, indica el artículo del Banco de España.En cuanto a las fuentes de financiación utilizadas, las empresas con inversión neta positiva recurrieron, en todo el periodo (de 2000 a 2016), tanto a los fondos propios como a los ajenos, si bien el peso relativo de estos últimos se redujo significativamente a partir de 2008. Así, los fondos propios, a través de ampliaciones de capital y recurriendo a beneficios, se convirtieron desde ese año en la principal fuente de financiación.
No obstante, el Banco de España precisa cómo incluso en este último periodo, de mayores dificultades para acceder a la financiación ajena y de fuerte concentración de la deuda empresarial, las empresas más dinámicas siguieron financiando una parte de sus inversiones con recursos ajenos, aunque en menor medida que en los años previos.
Por el contrario, en las sociedades para las que la inversión neta ha sido negativa o nula, los recursos propios fueron la principal vía de captación de pasivos en todo el periodo analizado, mientras que el resto de los pasivos mostró incrementos poco significativos (entre 2000 y 2007) o reducciones, como consecuencia de los procesos de desapalancamiento que predominaron a partir de 2008.
En el caso de las empresas que invierten intensivamente en intangibles, tales como software informático, bases de datos o I+D, que hasta 2007 se financiaban tanto con recursos propios como con ajenos, con el inicio de la crisis pasaron a depender casi exclusivamente de los fondos propios. Según el Banco de España, este hecho sugiere la posible existencia de “mayores dificultades” para acceder a financiación ajena a empresas con una alta concentración de activos intangibles.