Ser mujer y dedicarse, exitosamente al sector STEM, en la actualidad no es extraño. No hace tanto, no solo era poco frecuente, sino que acceder a cualquier estudio relacionado con las ciencias, tecnologías, ingeniería o matemáticas para una mujer era prácticamente imposible. La historia evoluciona, no solo digital y tecnológicamente, también (y por fortuna) socialmente. […]
NacionalDirigentes Digital
| 04 may 2022
Ser mujer y dedicarse, exitosamente al sector STEM, en la actualidad no es extraño. No hace tanto, no solo era poco frecuente, sino que acceder a cualquier estudio relacionado con las ciencias, tecnologías, ingeniería o matemáticas para una mujer era prácticamente imposible.
La historia evoluciona, no solo digital y tecnológicamente, también (y por fortuna) socialmente. El mejor ejemplo lo tenemos de la mano de todas aquellas mujeres que trabajan duro para ser la cara visible de las victorias, pero también del arduo camino, que les ha llevado a convertirse en líderes de éxito en profesiones STEM.
Amparo Calderón Martínez es una de estas mujeres que han alcanzado la cima en una profesión en la que la figura femenina, empieza a brillar por su presencia. Senior Customer Project de Blue Telecom Consulting, habla con Dirigentes sobre todos esos estereotipos que la sociedad debe cambiar, y que desde las empresas STEM se debe visualizar: la mujer líder en el sector STEM.
D. ¿Cómo llegó al mundo TIC?
A.C.M. Siempre he intentado ser fiel a mis estudios, por lo que en la búsqueda de empleo siempre tuve como objetivo una empresa TIC. Así llegué a Ericsson, donde mi responsable Miguel Arenas creyó en mí, llegando a ser la primera mujer ingeniero en la fábrica de Ericsson en España (Madrid), junto con mi compañera Vicky colega de estudios. Hablamos de octubre 1987.
Parece que estaba escrita mi relación con las TIC y/o la tecnología porque en honor a la verdad he de decir que mi primer empleo cotizando a la Seguridad Social fue en unas Navidades en El Corte Inglés – Feria de la Electrónica – para sacar algún dinerillo mientras estudiaba.
D. ¿Qué es lo que más valora de su trabajo?
A.C.M. Una de las cosas más importante en la vida es tener “hambre de saber”, satisfacer la curiosidad de uno mismo, así que mi trabajo me permite estar siempre en las últimas tendencias, formando parte del cambio, de lo que nuestros hijos van a utilizar en el siglo 21 y posteriormente. Esto, rodeado de un entorno internacional, permite un cierto intercambio de culturas en el mundo tecnológico, muy enriquecedor para cualquier persona.
D. En su opinión ¿qué es lo que falla para que las mujeres no apuesten más por el estudio de carreras STEM?
A.C.M. Las mujeres somos más humanistas, creamos el mundo en el que vivimos la mayoría de las familias, donde nuestra prioridad no suele ser la innovación, sino la protección, mientras que el hombre en cambio es más “curioso”, menos apegado.
El acceso a STEM está ahí para todos por igual. Así que diría que en igualdad de condiciones manda un tema de gustos, donde el género también tiene algo que decir. Y claro, como en todo en la vida, siempre hay excepciones.
Yo lo percibo como una situación natural genética, no cultural. No todo se puede achacar a la paridad o no paridad, o derivado del histórico posicionamiento del hombre frente a la mujer.
Pero en otro orden de cosas pongo sobre la mesa la importancia de la educación, de la influencia sobre los alumnos y lo fundamental que es evitar profesores en los claustros de colegios e institutos que generen "miedo/odio" a las matemáticas o la física o cualquier otra asignatura de ciencias. Los profesores deberían ser catalizadores del interés por dichas asignaturas y en su inmensa mayoría se acaban convirtiendo en verdaderos inhibidores de vocaciones STEM. Necesitamos menos funcionarios y más emprendedores.
El impacto sobre los jóvenes para provocar el "yo quiero ser como…” debería potenciarse en las escuelas. Además de congresos, foros, etc para fomentar el STEM hay que acudir a los institutos para motivar a los estudiantes. La mayoría de las empresas TIC tienen en sus filas referentes tecnológicos que deberían hacerse visibles en colegios e institutos para provocar ese "yo quiero ser como…” Y evidentemente, si esos referentes son femeninos mucho mejor.
D. ¿Cree que existe el “techo de cristal” en las empresas TIC? ¿Cuál debería ser la solución?
A.C.M. He desarrollado mi carrera profesional en empresas escandinavas mayoritariamente, donde no he conocido techos de cristal. En cambio, he podido ver que dicho techo está presente en la vida laboral española.
Hablamos de que ha habido déficit de igualdad de oportunidades.
Bajo mi punto de vista es difícil luchar contra lo que había hace 20 años y que venía formando parte de nuestra cultura de años y años, que no solo se va a cambiar con paridad forzosa en los Comités Directivos. Va más allá, la formación y las oportunidades debe proporcionar esa paridad, logrando que sea un hecho habitual, ni forzoso ni puntual.
En torno al 2005-2010 España empieza a ser más paritaria. Las generaciones universitarias de esos años parten de base con esta cultura (igualdad de oportunidades) y llegarán a ser ejecutivas /directivas, sin techos de ninguna clase 20-25 años después de aquellos inicios en la universidad.
¡Ya está más cerca!, pero todavía tenemos que trabajar sobre ello y sino sirva como ejemplo la gráfica de candidaturas a posiciones TIC en nuestra empresa BLUE TELECOM, en cuanto a reparto entre hombres y mujeres:
En resumen, la solución al techo de cristal está en conseguir un ritmo de crecimiento correcto, cultivando y brindando oportunidades reales de promoción y formación a hombres y mujeres por igual.
D. ¿Una política de cuotas puede resolver el problema?
A.C.M. Las mujeres que están ahora en puestos directivos tuvieron que trabajar y demostrar mucho más que los hombres para llegar a ellos, perdiendo muchas oportunidades en cuanto a formación, a preparación y a promoción hacia cargos directivos.
Una política de cuotas iría en contra de la productividad.
Sirve la valía y la igualdad de oportunidad y no las cuotas per se.
D. ¿Qué dificultades se encontró usted para llegar a la posición que tiene actualmente?
A.C.M. Escasez de buenas oportunidades, diría yo. Pasó un tren en mi vida donde no me subí a un puesto directivo y no ha habido otros posteriores, de ese nivel.
A parte de este que menciono, las crisis económicas mundiales no han ayudado a nadie. En mi caso concretamente la de principios de siglo 21 y la del 2012 que me colocaron en ambos casos en la posición de “salida” en cada una de ellas, teniendo que volver a abrir camino, siempre con trabajo, esfuerzo y demostrando, demostrando, demostrando.
D. ¿Qué es lo que más valora de su empresa con respecto a la integración de la mujer?
A.C.M. Valoro mucho que haya (y que hay) cargos femeninos en el Comité de Dirección.
En concreto analizando mi situación, cargo y rol, lo resumo con la palabra “confianza”. Confianza y trato que muestra a BLUE Telecom no dudando en ningún momento del potencial de sus empleados, independientemente del género y edad.
D. Un 35% de alumnos no logra ni acabar el bachillerato ni la FP equivalente, ¿está en la educación el problema de la falta de perfiles especializados?
A.C.M. Claramente es un problema de educación, pero además (y lo subrayo) un problema cultural de nuestra sociedad. La vida fácil, ansia por “pelotazos” y la falta de esfuerzo como un valor general en nuestras vidas.
D. ¿Le han servido los estudios que hizo para realizar su labor actual?
A.C.M. ¡¡Sin duda!!. Mis estudios me han servido para seguir en la vida laboral, a pesar de la edad y los retos que he tenido para volver a renacer en cada crisis económica. Esto y, lógicamente, la capacidad de adaptación a cada situación y empresa en la que he tenido oportunidad de trabajar.
D. Solucione el problema de la educación en España…
A.C.M. Menos deberes a los niños para que puedan jugar, aburrirse y desarrollar la creatividad.
Tenemos un plan de estudios arcaico, que debería tender a ser más amigable, enseñar a trabajar en equipo de verdad, enseñar a exponer…, en fin, modernizarse y actualizarse con los tiempos y realizar una revisión drástica de contenidos. A ver si podemos inculcar a nuestros niños que el árbol de mi pueblo quizás no sea tan importante, aunque salga en los libros.
D. Si tuviera que aconsejar a un joven qué estudiar de cara a obtener un futuro laboral estable, ¿por dónde le orientaría?
A.C.M. Esto va a depender de las competencias y gustos de cada uno. Le animaría a que piense y medite qué futuro profesional le van a brindar sus estudios. Que valore el esfuerzo que le va a suponer y si va a ser feliz cuando lo consiga. Es muy importante saber que si aspiro a ser médico y me desmayo con la sangre, puede que me frustre y no acabe, tirando por la borda ilusiones, dinero y tiempo.
Y sin duda, desde mi punto de vista, elegir el sector tecnológico sería una buena opción.
D. ¿Hacia dónde cree que va el sector TIC? En su opinión, ¿cuáles van a ser las tendencias que realmente van a transformar la sociedad?
A.C.M. Las nuevas tendencias llevan a salir de la zona de confort y aceptar nuevos retos con ilusión y una sonrisa.
Hace falta la digitalización en serio. Esto ha facilitado el trabajo técnico en remoto de forma generalizada: accesos y configuraciones de equipos en remoto, operaciones a distancia etc evitando viajes y traslados innecesarios, por ejemplo. Además, nuestro mundo de predicciones y anticipación al comportamiento de usuarios nos está llevando a que el tratamiento y gestión de los datos sea un pilar de nuestra sociedad de progreso y bienestar.
D. IA, automatización, robótica, ¿de verdad cree que el futuro pasa por las personas?
A.C.M. El futuro somos las personas en búsqueda de la felicidad. La evolución humana se consigue porque somos capaces de adaptarnos a lo que va llegando. Eso es el futuro: experiencia de usuario. Por lo tanto, trabajaremos en pro de mejorar la calidad de los puestos de trabajo, la productividad de los empleados y el bienestar de la sociedad.
¿Por qué no dejar que la robótica y las automatizaciones se asienten en las fábricas, en la vida cotidiana? Lo tenemos ya en cosas tan habituales como las bicis/patinetes/coches eléctricos, robots de cocina, satélites meteorológicos, tarjetas de crédito en los móviles, detectores de caída de personas.
Todo lo que seamos capaces de imaginar es lo que nos queda por inventar. Se abren nuevos horizontes de investigación, donde los hombres podamos dedicarnos a buscar mejoras en todos los ámbitos, mientras las máquinas hagan “lo rutinario”. Esto es digitalización, automatización, inteligencia artificial, etc., innovación, en definitiva.
Y todo ello siempre bajo el marco de la ética profesional.