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La “renta básica” y la transformación de nuestra economía

El gran fracaso económico de los sistemas comunistas del siglo pasado era que había trabajo para todos, independiente de la situación de la demanda. Ya era una forma de una “renta básica universal”, porque muchos puestos de trabajo no eran necesarios, las personas no eran productivos, pero este sistema aseguraba ingresos básicos a la población. […]

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Dirigentes Digital

12 mar 2019

El gran fracaso económico de los sistemas comunistas del siglo pasado era que había trabajo para todos, independiente de la situación de la demanda. Ya era una forma de una “renta básica universal”, porque muchos puestos de trabajo no eran necesarios, las personas no eran productivos, pero este sistema aseguraba ingresos básicos a la población.

Visitaba un alemán de la parte occidental la parte oriental de Alemania, la DDR, cuando observó con estupefacción un restaurante con tres clientes y 10 camareros, o una tienda con 25 clientes y 10 vendedores. Era obvio que este sistema ni era sostenible ni motivador para los trabajadores. ¿En qué será diferente la “Renta básica universal”? ¿Creará el mismo efecto? ¿Habrá paro? ¿Desaparecerá la pobreza?

El estado tiene que solucionar las desventajas del mundo digital

El catedrático de economía Juan Torres López explica en su libro “La renta básica” cuál es el origen de esta idea y qué éxitos y fracasos hay en los intentos de implementarla. Enumera propuestas políticas de este tipo en la actualidad y también sus vías de financiación. Torres López intenta ser objetivo con un tema que no tiene ala política según él, aunque siempre se dice que es más una idea de la izquierda, debido al hecho que la “renta básica universal” es también un instrumento para luchar contra la pobreza.

Pero con la llegada de la inteligencia artificial y la masiva digitalización de muchos trabajos es también tema de debate en partidos tradicionales y liberales, porque parece previsible que el paro aumentara en el futuro y con ello la pobreza. Lo que a todos les preocupa es la financiación de una “renta básica”, también a Torres López. Con menos trabajadores productivos hay menos ingresos para el Estado. Entonces, ¿quién paga que parte de la sociedad es receptor neto del sistema estatal?

Sin competencia no hay motivación

Independiente de estar en favor o en contra, el debate sobre las consecuencias de la llegada de la inteligencia artificial es necesario. El filósofo alemán David Precht lo decía hace poco en un debate que esta transformación de la sociedad va a suponer un problema para el mercado laboral, también con respecto a la revolución verde que vivimos: “Es una utopía que solamente hay ganadores. El que ha trabajado en una mina de carbón los últimos 10 años no puede, de repente, trabajar como analista de datos, irá al paro”.

Ya hay muchos partidos, también en España, que han iniciado el debate sobre esta herramienta de la “renta básica universal”. El año pasado Elkarrekin Podemos registró una propuesta en el Parlamento Vasco con el título ‘Robotización y digitalización, fiscalidad, reparto del empleo y renta básica’. En dicha iniciativa se planteaba que la robotización y la digitalización de la economía presentan la cara y la cruz de la misma moneda: destrucción de empleo e incremento en la productividad.

La renta básica no funcionará en todos los países

Mientras España todavía teoriza y debate sobre la “renta básica”, Finlandia, un país altamente orientado a la innovación y trabajos tecnológicos, ha probado cómo será la vida con una “renta básica universal”. Durante dos años, 2000 finlandeses desempleados entre 25 y 58 años se convirtieron en los primeros europeos en recibir una nómina mensual del Estado de 560 euros al mes libres de impuestos, independientemente de si encontraban trabajo o no.

El objetivo era saber si ese mínimo garantizado de protección les ayudaría a encontrar trabajo. Pese a que los niveles de empleo no subieron, los participantes reconocieron sentirse más felices y menos estresados. Pero con un coste estimado de alrededor 20 millones de euros, para el Gobierno de Finlandia esto no era suficiente y decidió acabar con el experimento y no extenderlo a otros sectores de la población.

En una entrevista Juan Torres López nos orienta en un tema que crea mucha confusión, pero que nos va a acompañar en los próximos años y de una u otra manera ya está establecido en muchos países en el modo no universal. El economista andaluz nos trasmite: no es fácil tener una opinión clara sobre el tema, porque los intereses culturales de cada país son diferentes.

¿Qué es la renta básica?

Cuando se habla de “Renta básica” es habitual que se confundan los términos. En algunos estatutos de autonomía, por ejemplo, se utiliza ese concepto para referirse a ingresos mínimos garantizados a grupos de población que no reciban rentas o que ingresen por debajo de un determinado umbral. A veces, incluso se utiliza para referirse a un “impuesto negativo” sobre la renta, lo que es cuando alguien gana debajo de una determinada cuantía de renta y se devuelven impuestos nunca pagados.

En el sentido estricto, la “renta básica” es la universal, es decir, el ingreso en metálico proporcionado por el Estado a cualquier persona de la que forma parte de su comunidad política, sin que quien la reciba incurra en ningún tipo de condición o deba cumplir algún requisito, bien sea relativo a su renta, riqueza o condición laboral.

¿Por qué la renta básica es tan debatida ahora?

Yo creo que es discutido en un doble sentido y por diversas razones. Es ahora discutido porque en nuestras sociedades aumenta el número de personas sin ingresos de ningún tipo o con empleos de tan baja calidad que su salario apenas les permite satisfacer las necesidades básicas.

Y, en concreto, porque se piensa que la próxima revolución digital y la robotización puede agravar ese problema. Por otro lado, se discute porque se trata de una medida de un coste financiero alto, que obligaría a realizar reformas fiscales o monetarias profundas y, además, que implica optar entre preferencias éticas muy diferentes y complejas sobre las que no es fácil llegar a acuerdos.

¿Qué países tienen ya puesto en vigor algo como una “renta básica”?

Las experiencias más cercanas a una “renta básica universal” se han desarrollado en Alaska y en Irán. Como “impuesto negativo” o ayuda condicionada se ha experimentado en Estados Unidos, y como experiencias reducidas a un número limitado de personas en bastantes países de prácticamente de todo el mundo

¿Cómo son las experiencias con la “renta básica”?

Son desiguales porque desiguales son las condiciones. En casi todas, disminuye la pobreza y mejoran las condiciones de vida, de salud, educativas y en general el bienestar social. Disminuye la oferta de empleo de quien la recibe en proporciones muy diferentes – desde porcentajes irrelevantes a casi un 30% en algunos casos relativos a mujeres. Pero no se puede decir que genere un desincentivo total hacia el empleo, salvo en casos muy específicos. En algunos casos, como en Irán, va acompañada con problemas económicos como la inflación.

¿Qué ventajas y desventajas tiene la “renta básica universal”?

Además de lo dicho, las principales que argumentan sus defensores son los siguientes:

· Proporciona un “suelo” igualitario a toda la población sin distinciones:

· Aumenta la capacidad de negociación de los trabajadores más débiles

· Incrementa la flexibilidad en el mercado de trabajo y permite ajustar mejor la oferta y la demanda

· Permite desarrollar actividades que están empezando a nacer y que al no poder ser retribuidas en el mercado no pueden desarrollarse fácilmente

· Empodera y da libertad a los padres en el ámbito doméstico

Los inconvenientes que argumentan sus críticos son de diverso tipo. Desde quienes la rechazan por imponer que una parte de la sociedad que genera rentas financie a otra, a quienes estiman que tienen un coste financiero excesivo, pasando por quienes tratan de argumentar que las ventajas mencionadas son supuestas porque no hay evidencia que las confirme.

La experiencia en Alemania con prestaciones sociales es que la motivación de trabajar baja una vez acostumbrada al sistema de prestaciones. ¿Cómo se puede evitar esto?

Ya he señalado que esa no es una conclusión que se deduzca sin ningún género de dudas de todas las experiencias y ni siquiera en Alemania. Y quizá habría que preguntarse si el hecho de que se “afloje” una persona por el simple hecho de recibir una renta básica de 700 u 800 euros se debe a que recibe esa renta o a que la sociedad está soportada por un tipo de incentivos, estímulos, valores, cultura o relaciones interpersonales que empobrecen el desarrollo humano.

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