“El problema de las empresas, no es tanto de liquidez, sino de solvencia, para lo que requieren medidas estructurales“. Esta es la idea con la que reflejaba la situación actual del tejido empresarial el presidente de CEIM, Miguel Garrido, en una jornada organizada por la Asociación Empresarial de Alimentos de la Comunidad de Madrid (ASEACAM). […]
NacionalDirigentes Digital
| 01 dic 2020
“El problema de las empresas, no es tanto de liquidez, sino de solvencia, para lo que requieren medidas estructurales“. Esta es la idea con la que reflejaba la situación actual del tejido empresarial el presidente de CEIM, Miguel Garrido, en una jornada organizada por la Asociación Empresarial de Alimentos de la Comunidad de Madrid (ASEACAM). En este encuentro, numerosos dirigentes de la industria alimentaria madrileña han analizado el panorama en estos momentos de la pandemia y sus necesidades de cara al futuro. En su intervención, también ha lamentado que, en la mayor parte de los casos, las ayudas no han llegado.
De igual forma, Garrido considera necesario ayudar a las empresas para que puedan adecuar su estructura y sus plantillas a la realidad que tienen, dada la incertidumbre en torno a cuándo terminará la crisis sanitaria y económica, porque “de esa manera, podrían sobrevivir”. La prioridad es salvar empresas para poner en marcha la maquinaria y entrar de nuevo en el círculo de creación de actividad y empleo. A esto añade que “negar esa realidad hará que condenemos a muchas empresas a no sobrevivir”.
En el evento se ha destacado el papel del sector de la alimentación, como esencial y estratégico, que ha tenido un impacto desigual. Si bien el agroalimentario puede ser uno de los que han podido mantener su actividad comercial en esta crisis por las restricciones a la movilidad, el canal horeca, por ejemplo, es uno de los más afectados por el parón de la hostelería o el turismo. En este sentido, Garrido ha recordado el potencial de este ámbito y su labor durante esta pandemia: “Tenemos que apostar por este sector en el futuro”, al tiempo que ha llamado a impulsar los productos locales.
En línea con lo anterior, el presidente de CEIM ha criticado la paralización forzosa de la actividad impuesta por el Gobierno porque lamenta que ocasionará muchas quiebras, ya que “lo fácil es cerrar”. “En Madrid hemos sido valientes a la hora de afrontar la pandemia, actuando de forma quirúrgica y haciendo compatible el control de los contagios y la actividad económica”. La Comunidad de Madrid cuenta con 1.700 empresas agroalimentarias que facturan más de 6.000 millones de euros al año, generan 24.000 empleos directos y hasta 100.000 indirectos.
Por su parte, el economista Daniel Lacalle ha puesto en valor el comportamiento de las empresas en este 2020, tildándolo de ejemplar, en cuanto a mantener el empleo, preservar su negocio y “no caer en la panacea del avestruz y pensar que todo se solucionará en 2021”. Al mismo tiempo, ha recordado que “sin empresas no hay empleo y sin ellas tampoco recuperación”. “Usaré el cierre económico decretado por el Gobierno nacional como ejemplo de medida de matar moscas a cañonazos con efecto devastador en la economía y en el bienestar”, comenta Lacalle. “Las empresas que están cayendo hoy (más de 100.000), no es por haber tenido una mala estrategia o malos gestores, sino porque se le ha ocurrido a alguien que cerrar la economía era una buena idea”, valora. Apostilla que “en una crisis, no se puede ignorar al tejido empresarial”.
A lo anterior añade que no hay que caer en el complacismo, en el voluntarismo, ni en el exceso de positivismo. En este sentido aclara que “los fondos europeos no son la panacea, porque lo que ayudará a salir de la crisis serán las empresas”. Otro de los hechos que hay que tener en cuenta a la hora de hacer frente a esta crisis es que España ya venía reflejando en 2019 una ralentización de la economía y del empleo, por lo que considera que los retos a plantear son dobles: reconducir la situación, “que no era boyante” en 2019, y recuperar el tejido empresarial perdido en 2020.
En definitiva, el economista Daniel Lacalle apela a fijar la atención en tres aspectos: los fondos de Europa no solucionarán los problemas de solvencia de las empresas, impulsar la creación de empleo y no ignorar el esfuerzo de las empresas (en el caso de las agroalimentarias) para evitar problemas de escasez y abastecimiento. “Tenemos mucho por hacer y hay que apoyar a los sectores estratégicos, a las empresas, dar capacidad de orientar su negocio para que la salida de la crisis sea más fuerte”, concluye.