La pandemia ha dejado una profunda huella y la Europa del mañana será diferente, más digital, resiliente y comprometida con el medio ambiente. Este hecho será posible gracias al Fondo Europeo de Recuperación -Next Generation EU- , un paquete de ayudas económicas ideado para hacer frente a los efectos económicos y sociales causados por la […]
NacionalDirigentes Digital
| 20 ene 2021
La pandemia ha dejado una profunda huella y la Europa del mañana será diferente, más digital, resiliente y comprometida con el medio ambiente. Este hecho será posible gracias al Fondo Europeo de Recuperación -Next Generation EU- , un paquete de ayudas económicas ideado para hacer frente a los efectos económicos y sociales causados por la COVID-19. En particular, la mayor parte de las inversiones irán destinadas a sectores como la digitalización y la sostenibilidad. De esta forma, en el marco de este plan, España movilizará una dotación final de 79.796 millones de euros a fondo perdido en los tres primeros años (2021-2023) y 70.000 millones en préstamos.
“Este país no se puede permitir perder la oportunidad que nos ha dado Europa de ganar el futuro de la transformación y modernización”, explica el secretario general de Asuntos Económicos y G20, Manuel de la Rocha, en un evento de la consultora KPMG. Al mismo tiempo, aclara que este plan no está diseñado para financiar los planes de negocio de las empresas, sino que lo que se espera de ellas son proyectos “arriesgados”, que aceleren el cambio.
Este dinero no solo será un apoyo en el corto plazo para relanzar la economía, sino que brindará la ocasión de acometer una transformación más profunda que cimiente un “reposicionamiento profundo del país y más sostenible” a largo plazo. En este proceso, la socia responsable de Mercados de KPMG, Noelle Cajigas, dice que las empresas de los diferentes sectores están llamadas a desempeñar un papel clave en este proceso en el que la colaboración público-privada “será más importante que nunca”, porque indica que serán las propias compañías las que ejecuten una gran parte de los fondos que obtendrá España.
Cajigas expresa que las empresas “no solo pueden, sino que deben comenzar a prepararse” y, por tanto, señala que es momento de definir e identificar los proyectos que encajen con los grandes ejes del Plan de Recuperación: digitalización y sostenibilidad. Pero también es tiempo de cuantificar el impacto de esas ideas de cara a su potencial elegibilidad.
En lo que respecta a cómo se pueden aproximar las empresas a esta oportunidad, el socio responsable de Sector Público, Infraestructuras y Transportes para Consulting Corporates de KPMG, Natán Díaz, apunta a tres fases. Una primera en la que las empresas diseñen su estrategia de acceso a los fondos e identifiquen los proyectos susceptibles de recibir financiación o subvenciones. Asimismo, se debe incluir una valoración del impacto de dichos proyectos en la creación de empleo y en la economía, ya que “lo que se busca es que sean transformadores“.
La segunda fase es el acceso a esos fondos y pasa por presentarse a las convocatorias con garantías de éxito. “España es uno de los países que tradicionalmente tiene peor ratio de éxito en términos de consecución de fondos europeos, desde el punto de vista empresarial por desconocimiento”, afirma Díaz. Finalmente, una vez conseguido el dinero para el proyecto hay que hacer un seguimiento de la gestión del mismo, de verificación financiera y control. “Hay que tener una visión holística de las oportunidades que, en cuanto a financiación europea, habrá en los próximos años”, recomienda Díaz al tiempo que reitera la necesidad de tener una visión a largo plazo.
Cuando una empresa se enfrenta a definir y configurar esos proyectos, tiene que medir el valor que le va a aportar a su negocio. “Esa generación de valor tiene que estar alineada con los principios de esos fondos, por tanto, se deben configurar proyectos que sean luego elegibles”, aclara el socio responsable del sector Turismo y Ocio, y de KPMG Innovate, Luis Buzzi. Finalmente, insiste en que estos fondos están pensados para generar participación entre las organizaciones porque se puede impulsar aún más el valor generado por el dinero europeo.