Un año después de que la COVID-19 llegara a nuestras vidas, los hábitos de consumo cultural, tecnológico y de ocio han experimentado una revolución. La necesidad de dar respuesta a la situación surgida en estos meses ha favorecido las manifestaciones artísticas que se pueden practicar en casa, provocando también un aumento en la digitalización de […]
NacionalDirigentes Digital
| 05 may 2021
Un año después de que la COVID-19 llegara a nuestras vidas, los hábitos de consumo cultural, tecnológico y de ocio han experimentado una revolución. La necesidad de dar respuesta a la situación surgida en estos meses ha favorecido las manifestaciones artísticas que se pueden practicar en casa, provocando también un aumento en la digitalización de las personas. Por su parte, la cara más desfavorable la está sufriendo el sector cultural, cuyas pérdidas ya ascienden a cifras millonarias.
Durante 2020, los museos españoles sufrieron un desplome en el número de visitantes. El Museo del Prado, considerado la pinacoteca más importante de España y la quinta más grande del mundo, experimentó un descenso del 73%. Tan solo lo visitaron 852,161 personas frente a los 3,2 millones de 2019.
Las pérdidas de la música en vivo podrían llegar a superar los 1.200 millones de euros, según estimaciones de la federación nacional Es_Música, aunque si se mide el impacto indirecto estos cálculos se elevan a más de 7.000 millones.
Además, la producción audiovisual vivió un parón entre los meses de marzo y agosto de 2020 y, a pesar de que a partir de entonces los rodajes se retomaron, estos han tenido que soportar un sobrecoste agregado, fruto de las medidas de seguridad que han tenido que implantar para hacer frente al virus. A pesar de estos datos, el sector audiovisual español se encuentra en un momento boyante, gracias a un aumento del consumo, tanto en la televisión en abierto, como en las plataformas de vídeo bajo demanda que han registrado un importante incremento de suscriptores.
En este escenario, para muchas personas, la lectura supuso un refugio en los momentos más duros del confinamiento. Tal y como revelan los datos del informe anual de Rakuten Kobo, facilitados por Fnac, durante 2020 esta se disparó entre los españoles. El formato digital, creció un 64% y abril fue el mes en el que más se practicó esta actividad con una subida del 30% respecto a las mismas fechas de 2019. Así, los domingos y las 21 horas fueron los momentos preferidos para sumergirse en el mundo de la literatura.
El libro en papel no se queda atrás. Esta opción sigue siendo la preferida por la mayoría y, en ella, los contenidos de crecimiento personal y los de aficiones han experimentado un crecimiento exponencial. Desde Fnac, detallan en una nota que, entre marzo y junio del pasado año, un periodo que se corresponde con las restricciones más estrictas, la compañía aumentó sus ventas en las siguientes temáticas: técnicas artísticas (+540%), literatura (+537%), infantil (+390%) y gastronomía (+350%).
En los primeros momentos del confinamiento, el teletrabajo se volvió una necesidad para miles de personas. La creación de una oficina en casa dio lugar a un auge en las ventas de accesorios periféricos como teclados o ratones, +963% respecto al mismo periodo de 2019; +643% en ordenadores Windows y cerca de un +400% en la compra de tablets. En este nuevo contexto, también se incrementó la venta de impresoras o monitores, aparatos que en otras épocas no se han considerado relevantes, pero que en aquellos momentos se volvieron imprescindibles para que estudiantes de todas las edades pudieran continuar las clases desde sus domicilios.
Esta tendencia se ha extendido a lo largo de los meses. Así, de junio a diciembre de 2020 el impulso de las ventas ha seguido creciendo en todo el conjunto de productos, que también se han aprovechado para utilizar en los momentos de tiempo libre y ocio, entre los que destacan las webcams debido a las reuniones virtuales y las quedadas online que tanto han ayudado a acercar a las personas durante la pandemia.