Los años de crisis han abierto un boquete que ha hecho crecer las necesidades de las empresas. La receta de reducción de investigación junto a descenso de los recursos ha hecho que en este aspecto Europa se encuentre “claramente por detrás de otras regiones punteras en el mundo como Estados Unidos y Asia”, razona Emma […]
NacionalDirigentes Digital
| 28 sep 2018
Los años de crisis han abierto un boquete que ha hecho crecer las necesidades de las empresas. La receta de reducción de investigación junto a descenso de los recursos ha hecho que en este aspecto Europa se encuentre “claramente por detrás de otras regiones punteras en el mundo como Estados Unidos y Asia”, razona Emma Navarro, vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Es una problemática que abarca distintas cuestiones, tratadas la mayoría de ellas en un encuentro organizado por la Comisión Europea con la participación del BEI, el Instituto de Crédito Oficial (ICO) y la secretaria de Estado del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, Ángeles Heras. Desde el punto de vista de la administración, observa la necesidad de trasladar el conocimiento que se crea en la investigación a la producción de las empresas.
“Si no se traslada el conocimiento a la fase productiva, no estamos haciendo nada”, afirma Heras. La reforma de la universidad que plantea pasa por crear una institución que se implique más en la transferencia del conocimiento, de modo que se incremente la corresponsabilidad en este segmento tanto de empresas privadas como del sector público, que en pasados años ha destinado un 1,19% de los presupuestos a la investigación, mientras que en 2010 ese porcentaje alcanzaba el 1,4%. “Se identificaba como un gasto más que como una inversión”, apunta la secretaria de Estado.
En ese sentido, otro de los puntos a mejorar desde su perspectiva, es generar un sistema de conocimiento en equidad, en otras palabras, que el origen socioeconómico de las personas no impida desarrollar su talento. “No estamos en condiciones de perder ni un solo talento”, remacha Heras.
En todo caso, para llevar adelante los propósitos del Gobierno, que coinciden con los de la Unión Europea, se necesita financiación. Es una tarea ardua, sobre todo en España, donde “el déficit en innovación es elevado”, según considera Emma Navarro, vicepresidenta del BEI. “Europa y España necesitan un mayor esfuerzo en innovación”, cree Navarro, dado que existe “una brecha que supone un lastre para la competitividad de las empresas”. En cifras relativas, la inversión había caído un 15% durante los años de crisis, por lo que se han multiplicado las necesidades de inversiones estructurales en segmentos como la digitalización o infraestructuras.
La entidad que representa Navarro ha llevado a cabo medidas importantes para hacer reflotar la innovación. En concreto, ha sido uno de los instrumentos del Plan Juncker para hacer llegar fondos europeos a todos los confines de la Unión. En un primer momento, se cifró una inversión inicial de 315.000 millones de euros, una cifra que se ha rebasado en 30 mil millones de euros, según los cálculos del BEI, y que refleja el éxito del plan. Esas cantidades han ido a parar en un 31% a pymes, mientras que el 21% se ha destinado a I+D+i, el 21% a proyectos relacionados con energía y el 8% a transporte, por destacar los principales destinos de esa inversión.
Estas inversiones han repercutido en la producción europea en alrededor de 1,3 puntos porcentuales del PIB. Es por ello que la Unión Europea ha visto conveniente ampliar la financiación con el objetivo de movilizar 500.000 millones de euros hasta mediados de 2020. En lo que respecta a España, se trata de uno de los países que más se han beneficiado del Plan, ya que desde julio de 2015 el BEI ha aprobado 100 operaciones por un volumen de financiación de 7.600 millones de euros, una cantidad que espera movilizar 38.000 millones.