El tejido empresarial ha tenido que adaptarse en tiempo récord a los desafíos que ha impuesto la pandemia. Cuando irrumpió la crisis sanitaria, muchas compañías se encontraban inmersas en un proceso de transformación digital y cultural. Otras muchas tuvieron que abrazar el cambio para continuar con su actividad y así poder anticiparse a cualquier modificación […]
NacionalDirigentes Digital
| 22 ene 2021
El tejido empresarial ha tenido que adaptarse en tiempo récord a los desafíos que ha impuesto la pandemia. Cuando irrumpió la crisis sanitaria, muchas compañías se encontraban inmersas en un proceso de transformación digital y cultural. Otras muchas tuvieron que abrazar el cambio para continuar con su actividad y así poder anticiparse a cualquier modificación en un contexto de trabajo en remoto. En relación a esto, una palabra que suena cada vez más fuerte en el entorno empresarial es agile. ¿Qué papel juega esta filosofía en este tipo de transformaciones?
Las empresas que apuestan por su transformación digital implantan metodologías ágiles en sus departamentos, que les proporcionan flexibilidad, autonomía y eficacia en el desarrollo de sus proyectos, además de reducir costes e incrementar su productividad. Otras de sus ventajas son la mejora de la calidad de sus productos, una mayor satisfacción por parte de sus clientes, un aumento de la motivación de los trabajadores al empoderarles, mayor control de los procesos y capacidad de predicción, entre otras.
En un evento organizado por ActioGlobal, firma especializada en desarrollar culturas de trabajo y modelos de transformación digital y agile, su CEO, Jonathan Escobar, ha descrito que las compañías que buscan liderar el futuro e impulsar su cambio en una era de revolución digital tienen elementos en común. El primero es la priorización progresiva a través de resultados como OKR (Objectives and Key Results) compartidos por toda la organización. Por otro lado, el talento fluye donde tiene más impacto con los consumidores y clientes. Escobar destaca que “las personas se autoorganizan en una red de equipos que colaboran para lograr objetivos adaptativos”, ya que en este tipo de empresas “los usuarios están en el centro y las personas al frente”.
A los anteriores agrega “la sincronización que establece el ritmo en el que todos experimentan, aprenden y se ajustan”. Es decir, con el fin de alcanzar las prioridades compartidas, todos los equipos autoorganizados muestran una fuerte iniciativa para impactar, al tiempo que apoyan a los demás. Finalmente, Escobar habla del conocimiento y la experimentación continua que permiten a los equipos encontrar soluciones más innovadoras para satisfacer las necesidades de los clientes.
En este evento participaron varias compañías que, a través de la integración de prácticas de las organizaciones de alto rendimiento, han podido adaptarse a la digitalización y al cambio exponencial en el que se encuentran sus respectivos sectores: Adevinta, Unilever, Kendu y Danone.
La transformación de Danone comenzó hace unos meses, suponiendo un cambio radical. “Hemos tenido que pensar cómo podemos ser más eficientes, más ágiles y tomar decisiones más colaborativas”, expresó el director general de Danone España, Paolo Maria Tafuri. También es consciente de que este proceso será exigente y planteará retos y, a su parecer, el más grande es hacer este cambio pero respetando la cultura, los valores y compromisos de la compañía. Explica que agile les ayudó a avanzar hacia estos objetivos y a tomar decisiones más rápidas enfocadas a los resultados. Matiza que es una transformación de la manera de trabajar pero, sobre todo, de mentalidad.
El general manager de Unilever, Jerome du Chaffaut, aseguró que los principios agile les han ayudado en tres ejes: agilidad y capacidad de adaptación, ritmo a la compañía y generación de valor gracias a lo anterior. El dirigente explicó que en multinacionales como la suya se desarrollan numerosos proyectos, pero no todos tienen la misma repercusión. “Hemos sido capaces de enfocarnos y priorizar en los que realmente tienen impacto” y a mirar hacia el futuro. Pero Du Chaffaut ha asegurado a DIRIGENTES que todo lo anterior es imposible sin un equipo directivo alineado: “Hay que liderar con el ejemplo, si no es imposible cambiar el mindset de la compañía”.
“La agilidad no era algo bonito, sino una necesidad”, recalcó el CEO de Adevinta España, Gianpaolo Santorsola, quien reconoció a la vez que el cambio “no siempre es fácil”, pero en su caso, como empresa 100% digital, era fundamental, ya que “no te puedes permitir quedarte atrás y tienes que aportar valor a tus clientes”. En este sentido, el empoderamiento de sus equipos ha sido la clave para tomar rápidas y mejores decisiones que impacten positivamente en sus usuarios. Un factor que repercute en la atracción de profesionales y el incremento de su motivación.
Para el CEO de Kendu, Álvaro Cabrera, una organización ágil y con futuro es aquella donde hay muchos que empujan y advierte de que si no hay un propósito y unos objetivos claros, así como capacidad de tomar decisiones “es muy difícil involucrarse en el proyecto”. Todo esto repercute en el negocio gracias a que las personas asumen esa responsabilidad a través de la confianza que se les ha dado: “Ha habido un crecimiento de rentabilidad por el cambio de cultura y de mentalidad”.