Las pensiones en España representan la mayor partida de gasto con diferencia. Es normal, ante una población cada vez más envejecida. Y más si cabe, si hablamos de los próximos años, cuando comience a producirse el retiro de la generación más numerosa y cotizada. Hablamos de los conocidos como “baby boomers”. Un asunto que siempre […]
NacionalDirigentes Digital
| 23 sep 2022
Las pensiones en España representan la mayor partida de gasto con diferencia. Es normal, ante una población cada vez más envejecida. Y más si cabe, si hablamos de los próximos años, cuando comience a producirse el retiro de la generación más numerosa y cotizada. Hablamos de los conocidos como “baby boomers”.
Un asunto que siempre levanta ampollas son los cambios estructurales en el sistema, que no se quieren enfrentar por los elevados costes políticos que comporta. Sin embargo, desde Bruselas, la petición de reformas para liberar los fondos europeos es una condición necesaria. Y de aquí a fin de año, hay modificaciones que se deben implementar. Esta que ahora tratamos es una de ellas.
Una de las medidas más espinosas que se ha puesto sobre la mesa es elevar el cómputo de los años cotizados. De los actuales 25 hasta los 35 años. Algo a lo que se oponen de plano los sindicatos, porque entienden que elevar esa contabilidad de los años trabajados reduciría el cálculo de la pensión final, porque en los primeros años laborales, en buena lógica, se perciben sueldos más bajos y se cotiza menos.
En esta segunda parte del año, la Comisión Europea sí espera que se produzca esa ampliación del cómputo del periodo de cálculo de las pensiones, ya que las medidas implementadas hasta la fecha, con el nuevo sistema de los autónomos por cotización de ingresos reales, los planes de empleo de empresa o el retraso en la edad de jubilación, no parecen dar del todo sus frutos.
Sin embargo, la realidad es que buena parte de los trabajadores perdería cuantía, y en algunos casos, elevada, al sumar más años a esa contabilidad para jubilarse. Se habla del 70% de los empleados, aunque la cuantía sería diferente.
El cómputo de 35 años en lugar de los actuales 25 años finales de la vida laboral variaría sustancialmente en cada caso. Por ejemplo, sí sería beneficioso para aquellos que se han quedado sin trabajo en los últimos años de cotización, pero es probable, que solo afecte a un número reducido.
El Banco de España cuantifica en un 8,2% la caída al contabilizar más años en la jubilación, para la pensión inicial media. Y dice más: cuántos más años se cuenten, mayor será la caída. Por ejemplo, el aumento de 15 a 25 reduce la pensión un 5% al que se sumaría ese 8,2%, que sería adicional.
Pero pone en valor una de las posibilidades esgrimidas: que, aunque se amplíe el periodo de cálculo a 35 años, el descarte de los años más desfavorables suavizaría ese recorte. Indica que, si se hiciera y se tomaran como referencia los mejores 29 ejercicios cotizados, la pensión media sería similar a contabilizar 25 años en el cómputo.
Ya desde la AIReF, establecen distintos escenarios. Tomando como premisa la revalorización de la pensión en su mayor cuantía, un 1,8%, con jubilación a los algo más de 64 años de media en 2050 y con escenarios, tanto demográficos, como macroeconómicos, centrales, la media de la pensión sería de algo más de 1424 euros en 2035 y, en 2050, de 1.954 euros por cada jubilado. Esto, con 25 años cotizados.
Pero con 35 años en el cómputo del periodo de cálculo, se reduciría la cuantía un 4,5% de media hasta los 1.876 euros en los que se colocaría la prestación contributiva por jubilación.
Todavía hay margen para nuevas ideas sobre la mesa, y tras las reuniones estos días de “los hombres de negro” de Bruselas con los dirigentes de la Seguridad Social, veremos como respiran en la capital comunitaria respecto a estas posibilidades.