“Las autonomías han sido una buena cosa”, cree José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España. Su expresión no tiene que ver tanto con la propia administración de las comunidades autónomas, sino con que han proporcionado un marco jurídico estable, al igual que sucedió con la Constitución de 1978 y con la […]
NacionalDirigentes Digital
| 16 feb 2021
“Las autonomías han sido una buena cosa”, cree José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España. Su expresión no tiene que ver tanto con la propia administración de las comunidades autónomas, sino con que han proporcionado un marco jurídico estable, al igual que sucedió con la Constitución de 1978 y con la posterior incorporación del país a la Unión Europea.
Por eso, Bonet insiste en poner en valor la estabilidad económica y política de estos años, que han permitido a España multiplicar por tres su producción económica, así como incrementar su esperanza de vida. No obstante, la propia administración representa trabas para los negocios, con legislaciones diferentes en cada comunidad y un sistema de financiación que “no lo entiende nadie”, según dice el presidente del Consejo General de Economistas, Valentín Pich.
Con todo, la estabilidad que se estableció a partir de la transición ha ayudado a reducir los desequilibrios entre territorios y a que aquellos más rezagados se acerquen a los motores económicos de España. De ese modo, los últimos 45 años son la historia de un país que ha incrementado su cohesión interna, aunque persisten diferencias en la prosperidad de sus regiones, según muestra un estudio de la Cámara de Comercio de España y del Consejo General de Economistas.
Durante estos 45 años, el PIB español se ha incrementado desde los 414.147 millones de euros en 1975 hasta los 1,168 billones, por lo que casi se ha triplicado gracias a un ritmo de crecimiento anual que ronda el 2,39%. De ese modo, destacan varias regiones que superan esa media de crecimiento y prácticamente cuadruplican su producción anual.
En concreto, la Región de Murcia registró durante este periodo un crecimiento anual del 2,93%, hasta alcanzar un PIB superior a los 31.291 millones de euros en 2019. La Rioja y Canarias anotan porcentajes similares (2,83% y 2,81% respectivamente) para llevar su producción hasta los 8.295 millones de euros; y a los 45.400 millones de euros en el caso del archipiélago.
En el lado opuesto, la franja cantábrica que va desde Asturias hasta el País Vasco, incluyendo la propia Cantabria, protagoniza el menor incremento del país. Asturias apenas incrementó su PIB un 1,34% anual de media, para que su producción escalara a los 22.895 millones de euros en 2019. Por su parte, la economía del País Vasco creció un 1,82% anual, hasta los 71.393 millones de euros; y la de Cantabria, un 1,9%, rebasando los 13.665 millones de euros de PIB.
Otro asunto diferente es la aportación por habitante al PIB de la región. En ese sentido, la media de crecimiento anual de España desde 1975 asciende al 1,75%, mientras que el PIB per cápita en 2019 alcanzó los 24.808 euros, que se superan en tan solo siete regiones.
No obstante, Extremadura, Galicia y Castilla y León han evolucionado favorablemente, de manera que se acercan a la media. Así, el crecimiento de Extremadura ha sido del 2,65% anual, hasta alcanzar los 18.637 euros. En el caso de Galicia, el progreso está cuantificado en un 2,29%, de manera que la renta por habitante asciende a 23.115 euros. Por su parte, en Castilla y León el PIB por habitante mejora un 2,23%, para registrar 23.791 euros.
Las regiones que menos crecieron durante este periodo fueron las Islas Baleares, las Islas Canarias y Cantabria. El archipiélago balear creció a un ritmo del 1,15%, si bien su PIB per cápita supera la media española, con 26.741 euros. En el caso de Canarias, el crecimiento fue del 1,46%, con 20.449 euros por habitante. Cantabria, por último, mejoró un 1,49%, de manera que su renta por habitante es de 23.485 euros.