Durante más de una década, Irak se convirtió en una pesadilla para Estados Unidos. Se había convertido en un pequeño Vietnam para la administración, hasta que Obama en 2011 retirar las tropas. Se daba por finalizada la tutela militar de Estados Unidos que entró en el país para derrocar a Sadam Husein y se encontró con un avispero de comunidades enfrentadas entre ellas y la amenaza de un yihadismo latente. Dos años después, Obama ha autorizado nuevos bombardeos en el país ante el avance de los grupos yihadistas incapaz de ser controlado por un Estado inestable y sin gobierno.
Obama ha comparecido esta tarde por sorpresa, antes de coger vacaciones, para explicar las motivaciones de la intervención, que fue autorizada ayer. El presidente ha asegurado que no permitirá que los yihadistas del Estado Islámico construyan un refugio en Irak. Ha justificado su decisión porque "el avance de los grupos terroristas son más rápidos de lo que los servicios de inteligencia calculaban. No se resolverá en unas semanas, llevará tiempo y supondrá un esfuerzo a largo plazo".
Respecto a los ataques aéreos lanzados hasta ahora, el mandatario declaró que han "destruido con éxito armas y equipamiento" del IS. Asimismo, agregó que Estados Unidos ha "incrementado" su ayuda militar a las fuerzas kurdas que combaten a los extremistas sunitas en las proximidades de Erbil.
Tras reconocer también las limitaciones de las fuerzas iraquíes, los reporteros preguntaron al presidente si Estados Unidos se arrepentía de haber retirados sus tropas en 2011 de Irak. "Ese análisis es enteramente falso y equivocado", replicó Obama, quien recalcó que "durante la administración anterior entregamos el país a un gobierno iraquí soberano, elegido democráticamente".
Además, ha asegurado que tanto el presidente francés, François Hollande, como el primer ministro británico, David Cameron, apoyan a EEUU en su asistencia humanitaria a los civiles de Irak.
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