Después de dar por rotas las negociaciones entre la Unión Europea y Grecia, y vista la idea de referéndum, uno se puede hacer a la idea de hasta qué punto se han truncado los intentos comunitarios por mantener a Grecia dentro del euro, y hasta qué punto este ‘plan’ cada vez es menos viable.
Cuando en una convocatoria de referéndum, el propio primer ministro del país recomienda a los suyos votar ‘no’, ¿qué nos queda al resto de ciudadanos europeos? La espera, una tensa espera. Y una confianza en los mercados y en las instituciones europeas cada vez menor.
Ahora nos encontramos ante una situación en la que Grecia no tendrá fondos para hacer frente al vencimiento de los 1.550 millones de euros que tenía pendientes, con lo que se puede declarar el impago de su deuda. Esto, según afirman los analistas, podría llevar a que el Fondo de Rescate Europeo reclame la devolución de los 133.000 millones que ha prestado al país heleno. Hay que recordar que Grecia no ha declarado todavía la suspensión de pagos gracias a que el Banco Central Europeo (BCE) no ha cerrado el grifo de la Línea de Financiación de Emergencia (ELA, en sus siglas en inglés).
Hemos visto que, con el cierre de los bancos, que no podrá ser eterno, se acelerará la fuga de capitales que ya se inició con la llegada de Syriza al Gobierno. Se acelerará también la salida de depósitos del país. Los mercados, por supuesto, seguirán manteniéndonos al borde del infarto, con esperados desplomes en los bonos y en las principales bolsas ya no sólo europeas, sino también mundiales.
¿Cómo podemos evitar entonces el ‘Grexit’? Aunque algunos expertos ya empezaban a restar importancia a esta posibilidad, quizá lo hacían con la ‘boca pequeña’ por lo que parecía un acercamiento al acuerdo. Pero el revés provocado por Tsipras ha devuelto el pesimismo al mercado por la posibilidad de que el país heleno abandone la moneda única europea. De nuevo, el consenso de analistas advierte de que el ‘Grexit’ sería negativo para la Eurozona.
Aunque todavía hay quien es optimista y dice que aún hay tiempo para negociar, hay que recordar que no sería la primera vez que los países han tenido que verse al borde del abismo para conseguir llegar a un acuerdo. Baste recordar hace un par de años lo ocurrido con Chipre. Después de nueve meses de duras negociaciones, cuando el país tenía un pie fuera del euro la UE acordó ‘in extremis’ destinar 10.000 millones de euros de rescate al país. Veremos si se repite el capítulo en esta ocasión con Grecia.
hemeroteca