En la primera quincena de marzo, la afluencia a las salas de cine marcó un paulatino decrecimiento del 59%hasta que finalmente llegara a su punto álgido tras decretarse el estado de alarma y, con ello, el cierre de todos los establecimientos que no dispensasen productos de primera necesidad.
El cierre de las salas de cine, en términos de volumen de negocio, se traduce en una caída del 91% de los ingresos, según los indicadores de consumo de Fintonic, en el fin de semana en el que se decretó el estado de alarma. No obstante, esto es solo la punta del iceberg de un problema que afecta a todo el entramado audiovisual, que se ha visto paralizado.
El séptimo arte en pausa
Como el sector audiovisual es una cadena, sus engranajes cuadran perfectamente y cuando un departamento para, debe hacerlo el resto: producción, exhibidoras, distribuidoras y un sinfín de profesionales que estaban delante y detrás de las cámaras, entre otros. Así describe a DIRIGENTES el CEO de la productora Rollyhoo, Tony Higueruelo, la situación de la industria, que se está viendo afectada «gravemente a nivel mundial» y sobre los «importantes daños colaterales».
Para hacerse una idea, Higueruelo pone sobre la mesa los ingresos en taquilla del cine español del pasado ejercicio: 105 millones de euros. En general, las pérdidas en el sector se estiman en alrededor de 3.000 millones de euros, solo en España, por los retrasos en los rodajes y estrenos importantes, a lo que se une el cierre de las salas y el aumento de usuarios en plataformas de streaming como Netflix y Amazon Prime.
Una pregunta que está en el aire es cómo se organizará el día después, ya que el problema no solo residen en lo que está ocurriendo ahora, sino en lo que vendrá después (festivales que se han paralizado o las grandes sumas de dinero invertidas en marketing, que se han tenido que cancelar o perder).
Por ejemplo, Netflix ha creado un fondo de 100 millones de dólares para ayudar a la comunidad creativa. Así lo anunció el Director de Contenido de Netflix, Ted Sarandos, en un comunicado. Explica que la mayor parte del montante se destinará a apoyar a los trabajadores más afectados en las producciones de la compañía en todo el mundo. Además de amparar a los empleados de sus propias producciones, también hacen extensible esta ayuda a la industria de cine y televisión.
Respecto a España, Tony Higueruelo señala que se están paralizando las ayudas y los compromisos. A modo de ejemplo, para obtener una subvención a la producción audiovisual «necesitas cumplir una serie de requisitos, uno de ellos es tener una cantidad de espectadores en sala, lógicamente eso no lo vas a poder tener». Por eso están estudiando cómo van a solventar esa parte y aplazando los plazos de día para presentar documentación». «Habrá que esperar para ver si el Gobierno hace acopio de este tipo de ayudas para reforzar el sector y ver cómo poder impulsarlo».
Más allá del coronavirus
Se refleja un problema mayor: la falta de promoción o apoyo para incentivar la inversión privada en el sector audiovisual. «Hay unas deducciones fiscales muy interesantes para el gran inversor, pero no hay promoción por parte de Hacienda para que estos inversores vean interesante invertir en proyectos audiovisuales y así desarrollar una industria sana», dice Higueruelo.
Desde la productora de cine Rollyhoo detectaron este problema de falta de inversión e impulsan un modelo de negocio basado en un crowdfunding. Es decir, permite a empresas e inversores particulares participar en la financiación de los proyectos audiovisuales que lleva la compañía y así conseguir beneficios.
En este sentido, si todo un sector se sostiene con ayudas y subvenciones, se complica su desarrollo económico. El CEO de Rollyhoo concluye: «Entonces, ahora esa parte es más importante que nunca y en el momento en el que vayamos a arrancar, conseguir financiación privada, que impulsen estos proyectos que necesiten capital».
2020-03-24 12:54:00