Cuando todo apuntaba a que este año sería, por fin, el año de la renta fija, nos estamos encontrando un camino totalmente opuesto y con la rentabilidad de los bonos en términos generales en máximos de los últimos meses.
Los principales catalizadores que influyen en la renta fija son las decisiones de los bancos centrales y la situación macroeconómica. Respecto al primero, parecía que desde el mes de marzo viviríamos una tendencia general de recortes progresivos en los tipos de interés. Sin embargo, este camino tan agresivo parece cada semana más lejano. En el caso concreto de EEUU, el mercado descontaba a principios de año hasta 7 recortes de tipos. En estos momentos parece que no tendremos más de 4, empezando el próximo mes de junio. La inflación desacelera a un menor ritmo del esperado y, aunque en cada país es diferente, creemos que se acercará progresivamente al objetivo del 2% marcado por los bancos centrales, antes de otoño.
Dentro de los datos macro, la variable del empleo sigue siendo la principal magnitud sobre la que se han sustentado las alzas de los tipos de interés. No solo EEUU se encuentra actualmente en pleno empleo, también ha ido mejor de lo esperado en otras regiones como Reino Unido, Japón, Canadá o incluso en Europa. Nuestro escenario base en estos momentos es un aterrizaje suave en EEUU que conlleva una estabilidad en la economía. Mientras que regiones como Japón o Reino Unido se encuentran en recesión técnica, EEUU crece al 3,3% en el último trimestre, con datos de PMIs compuestos por encima de 50, ventas minoristas en línea ascendente y un crecimiento del 15% en los ingresos de las compañías que han presentado resultados este último trimestre. Por lo que el inversor podría continuar operando en activos de mayor riesgo, como las acciones, mientras vende activos refugio como el oro o la renta fija, que se favorecen de situaciones de incertidumbre o inestabilidad, que podrían subir gradualmente a partir de noviembre con las elecciones presidenciales americanas.
Ante esta situación creemos que la mejor opción para operar en renta fija, al menos durante los próximos meses, es a través de los bonos high yield. Y los principales motivos son su alta rentabilidad, la estabilidad económica y los recortes de los tipos de interés
Los bonos de menor calidad crediticia tienen que ofrecer un spread sobre los bonos de gobierno o de mayor calidad para compensar al inversor por asumir ese mayor riesgo. Los momentos en la historia en los que más ha subido este diferencial ha sido en las grandes crisis como en la crisis subprime de 2007 o en el 2020 con el COVID.
Es evidente por tanto que en situaciones de grandes crisis o mayor probabilidad de default el riesgo de quiebra es superior y este diferencial sube mientras que en momentos de estabilidad económica o general debería bajar.
Aun así, también les influye la evolución de los bonos de gobierno, y si como parece los tipos de interés bajan, aunque tenga mayor repercusión que en los bonos del gobierno o de empresas de mejor categoría, también supondrá una ventaja para el high yield. De hecho, una caída en los tipos de interés, provoca menores intereses de deuda, y aquellas compañías en una situación económica limitada, pueden beneficiarse.
¿Cómo podemos invertir en estos bonos?
Con el ETF IHZU.UK podemos invertir en más de 1.200 bonos estadounidenses con un rendimiento a vencimiento actual del 7,43%. Los fondos cotizados (ETFs) nos permiten beneficiarnos de una mayor diversificación y liquidez al cotizar diariamente en mercado, por lo que podremos vender nuestra posición en el momento en el que consideremos oportuno.
2024-02-26 09:55:24