El mercado del aluminio es uno de los mejores para medir la temperatura de la economía. Cuando se acerca una recesión, el stock de aluminio comienza a subir y la demanda a bajar. La razón es sencilla: el aluminio es uno de los metales más demandados por la industria. Esto quiere decir que cuando la industria demanda menos, es porque está fabricando menos.
Los futuros del aluminio están en mínimos desde 2016, pero lo sorprendente es que según la Bolsa de Metales de Londres las existencias de este metal han caído a su nivel más bajo desde 2007. Esto supone que ni con un stock mucho más reducido, el precio sube, dando muestras del frenazo en la demanda de aluminio por parte de las grandes industrias.
El crecimiento de la demanda es el más débil desde 2009 y esto podría dejar un escenario muy similar al que se vivió en la crisis de 2008. Los productores de aluminio no quieren reducir el nivel de producción, al menos en el corto plazo. Por eso, es probable que le stock comience a repuntar en los próximos meses, no por un aumento de la producción sino por una reducción de la demanda.
“Tomando todos los indicadores económicos que estamos mirando, todo apunta a una recesión”, señalaba Kamil Wlazly, analista de Wood Mackenzie en la Conferencia Internacional del Aluminio. “El próximo año podría ser potencialmente mucho peor porque creemos que el mercado no ha tocado fondo todavía”.
Lo cierto es que, en el último año el precio del aluminio ha caído un 16% pasando de los 2.205 dólares a los 1.720 por tonelada. El precio mínimo histórico es de 1.444 dólares y el máximo de 2.741.
Las razones para entender el frenazo del aluminio se explican tomando los datos de la desaceleración de la industria europea del automóvil, ya que la demanda caerá entre un 1% y un 2% este año. A nivel mundial, eso sí la demanda crecerá un 0,2%, pero es un crecimiento muy débil al que se une el descenso de la demanda de coches en China.
2019-10-01 09:43:35