El mito de Casandra en inteligencia

Abrimos desde nuestra tribuna una ventana un poco diferente, hoy les proponemos explicar un reto con el que se encuentra un jefe de analistas de inteligencia cuando se enfrenta a resolver las dudas de su CEO o a la hora de responder a las preguntas que se le hacen a sus informes. Así si conocemos con que se enfrentan podremos sacarles mejor rendimiento como recurso. Esta columna va dedicada pues a mis compañeros/as Analistas de Inteligencia.

Siempre decimos que el recurso humano es lo más valioso, lo más rentable, pero no siempre somos conscientes de lo que implica su mantenimiento y su formación. Y en el caso del Analista de Inteligencia esto puede complicarse. Pensar que un equipo de inteligencia es como cualquier otro es como no darse cuenta que cada equipo requiere un modelo de gestión diferente. Hablamos siempre de conocer la idiosincrasia del trabajo y el usuario pero les tratamos como si todos fueran iguales.

¿Cómo es el perfil de un Analista, sus competencias, su formación? Leemos frecuentemente muchos artículos, y algunos libros, de cómo gestionar personas, e incluso figuran modelos de gestión de conocimiento para cualquier perfil como manuales de autoayuda universales. El problema es que son muy teóricos o cuando menos, y esto es lo terrible, se hacen sin haber dado trabajo nunca a nadie y mucho menos a esta nueva profesión que ahora aparece: el analista de inteligencia. Como mucho han gestionado equipos o lo hacen siguiendo reglas tradicionales sin darse cuenta que entran como elefantes en cacharrería.

Muchos analistas nos identificamos o tomamos a Casandra como referencia, como ejemplo de lo que puede ocurrir en nuestra labor. Al analista se le piden cosas que a veces derivan en problemas que las organizaciones no controlan.

Qué dice el mito de Casandra: "Sucedió Casandra obtuvo la facultad de la adivinación prometida a cambio de favores, faltó al parecer a la promesa dada a Apolo, quien sintiéndose traicionado decidió castigarla, sin quitarle su don pero transformando este en una condena: Casandra podría prevenir o ver el futuro pero nadie creería en sus pronósticos. Así, cuando anunció la caída de Troya, nadie tomo en serio su vaticinio.

El analista no es un adivino, no tiene una bola de cristal. Usa la información que le han dado, los recursos que le otorgan (y que luego difícilmente le pueden quitar sin dar complejas explicaciones), sus competencias, su metodología y su paciencia para ver, monitorizar, analizar indicadores de cambio o de riesgo en un sector o problema determinado. No improvisa ni saca brillantes ideas de una caja oscura. Trabaja bajo mucha presión, con información muy delicada, con un código deontológico rígido, y frecuentemente sin los recursos que necesita, o a contrarreloj.

Hablamos de Casandra porque el Analista obtiene sus capacidades ofreciendo su tiempo y su inteligencia para lograr los objetivos legítimos de su organización, escucha lo que nadie quiere oír, lee y mira lo que otros desprecian, y promete fidelidad o salvaguarda de la información que maneja. Tiene el favor de sus superiores si está alineado con sus objetivos, cuando es útil, cuando resulta práctico; pero cuando a ojos de algunos no cumple con lo que se espera, sus análisis no son lo que se desea oír, o no desea "vender" su alma, entonces se le condena al ostracismo. Esa es la condena, que tras haber gozado del Don de la infomación delicada o estratégica, un informe, un análisis de inteligencia no se puede tergiversar, el analista dice lo que cree, lo que la información procesada dice, lo que la metodología aporta, no lo que el CEO o él mismo desearía.

Aquí viene la maldición de Casandra: dirá la verdad, no se le escuchará, o no se le entenderá siempre correctamente.

No sabemos de verdad cual fue la promesa que le hizo Casandra a Apolo para lograr el don, sólo conocemos la versión de los partidarios de Apolo. Casandra guarda silencio sobre el particular, es fiel al guardar la fuente de su conocimiento. Pero no parará de hablar sobre riesgos y amenazas queparece que nadie le ha preguntado.

Tampoco sabemos siempre lo que el CEO le dice al analista, este guarda silencio por su código deontológico. Al igual que Casandra habla constantemente pero no se le escucha siempre, quizá porque responde a quien le pregunto por verdades o certezas que no se explicitan siempre. El analista es como Casandra habla para quien le dio la responsabilidad de buscar certezas y de hacer prospectiva… pero a veces ya no interesa escucharle.

Mito o no Casandra está presente. Diferentes o no, los Analistas estamos para ayudar a tomar decisiones, no para cambiar necesariamente el mundo.

Fernando Cocho Pérez, CEO de h4dm SL.

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