Queramos o no, se acabó el bipartidismo. A partir de ahora los partidos bisagra marcarán las políticas nacional y regionales. Así lo hemos visto en las elecciones autonómicas y locales, y así parece que será en las próximas elecciones generales.
La corrupción política a derecha e izquierda ha permitido crear un espacio para nuevos partidos idealistas, libres de mancha. Se trata de un fenómeno parecido a lo que sucedió en Italia con el movimiento Cinco Estrellas o en Grecia con Syriza.
Aquellos que votaron al Partido Popular y al PSOE están frustrados. Su opción ha sido buscar refugio en Ciudadanos y Podemos. El Partido Popular está reaccionando negando la realidad e insistiendo en que crea empleo y crece la economía. Los Socialistas parece que se echan en brazos de Podemos para hacer un frente de izquierdas y así echar al Partido Popular de las instituciones.
Creo que los dos se están equivocando. Si el Partido Popular no se renueva perderá más votos en las generales. Por su lado el PSOE corre el riesgo de ser fagocitado por Podemos, como fue el PASOC por Syriza en Grecia.
Ciudadanos es quien está jugando mejor sus cartas, agarrado al centro, dispuesto a pactar con todos siempre y cuando limpien de sus partidos la corrupción y mantengan la unidad de España.
Sin duda, España a partir de ahora va a ser mucho más difícil de gobernar, pero se reduce el espacio para el rodillo y la arrogancia.
Personalmente creo, aunque no lo parezca a primera vista, que el gran ganador de estas elecciones ha sido Ciudadanos y que el gran perdedor ha sido el PSOE.
Ciudadanos ha ganado porque se permite el lujo de no gobernar, a la vez que impone sus reglas y muestra su cara más amable hasta las elecciones generales.
El PSOE puede ser el gran perdedor porque, si no cambia nada, va a caer en el abrazo del oso que le hará radicalizar sus actos y políticas de cara a las elecciones generales.
El Partido Popular tiene la oportunidad de aprender la lección. Eso requiere la autoinmolación de muchos de sus dirigentes, dejando paso a una nueva generación que no esté tocada por la sospecha. Los actuales dirigentes del Partido Popular se encuentran ahora ante el dilema del prisionero, si quieren mantenerse en el poder, perderán las elecciones. Sólo si se retiran y dejan paso a otra generación, tienen la posibilidad de mantener el poder en España.
Si el PP decide optar por la segunda vía, la regeneración, se tiene que dar prisa pues no queda apenas tiempo hasta las elecciones generales, la forja de una imagen para nuevos políticos lleva tiempo.
Siempre queda la opción de que Partido Popular y PSOE pacten para gobernar España, pero creo que falta madurez política para hacerlo, por lo que su elección será dirigir al país hacia una situación perder-perder.
Enrique Quemada Clariana
Presidente del Grupo ONEtoONE Corporate Finance
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