El auditor de Banco Espirito Santo advierte de más pérdidas

Las consecuencias del derrumbe de BES no han terminado con el rescate y creación de Novo Banco. Ahora se está dirimiendo las responsabilidades que llevaron a la entidad a tener un agujero de 3.600 millones por su exposición al holding de la familia Espirito Santo. El Banco de Portugal echa la culpa al auditor, KPMG, de no advertir a tiempo la gravedad de la situación, mientras las autoridades portuguesas aseguraban que no iba a llegar al rescate.

El gobernador del supervisor luso, Carlos Costa, explicó ayer martes en sede parlamentaria que fueron informados con solo cinco días de antelación de las históricas pérdidas. KPMG, por su parte, remitió a la CNMV luso el informe de auditoría del periodo  emitió a principio de semana el informe de auditoría del periodo adelantándose a las excusas políticas en la que se rechaza los asientos contables del contable del banco "no fue posible obtener pruebas suficientes y apropiadas para formar una base para el presente informe semestral de cuentas".

El auditor señala en sus notas que las pérdidas reconocidas por BES podrían superar los 3.600 millones y lanza un dardo envenenado por la forma en realizarse el rescate. Reconoce que tras el rescate con las cifras disponible es incapaz de auditar las cuentas del banco ya que la entidad no ha aportado información sobre ajuste. BES fue condenado a su desaparición con la intervención del Banco de Portugal. Se creó una nueva entidad, Novo Banco, donde se aglutinaron los activos solventes y se le inyectaron 4.900 millones para cumplir con las exigencias de capital, mientras en BES se aglutinaron todos los activos tóxicos de la entidad, incluidos los préstamos y el resto de pasivo contraídos con el grupo Espirito Santo.

Otra de las consecuencias del rescate de BES va a replicar en Estados Unidos. Uno de sus accionistas minoritarios era Goldman Sachs que va a tener que asumir un impacto negativo de más de 800 millones de dólares. Según informa Wall Street Journal, el banco estadounidense había concedido un préstamo a la entidad poco días antes de su rescate. Goldman permaneció en el capital de la entidad portuguesa hasta los últimos días de cotización. Su salida precipitó la caída de la acción hasta caer a pocos céntimos cuando se interrumpió indefinidamente la cotización. Según el periódico, Goldman intentaba colocar el préstamo en el mercado de renta fija obteniendo plusvalías antes de que se conocieran la situación catastrófica de BES. 

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