El bazuca de Draghi se queda en nada: el Ibex cierra en los 8.766

La autoridad monetaria de la Zona Euro ha dado un ‘gope sobre la mesa’ al anunciar seis "agresivas" medidas para hacer frente a la inestabilidad de los mercados y al debilitamiento de las perspectivas macro de la región, pero la euforia inicial experimentada por los mercados se ha desinflado rápidamente al digerir unas medidas que para muchos son ‘más de lo mismo’, mientras que para otros ponen de manifiesto que el límite de la política monetaria está más cerca que lejos y que los Gobiernos deben entrar en escena.

En concreto, el Banco Central Europeo (BCE) recorta el tipo de interés al 0% (desde el mínimo histórico previo del 0,05%), el tipo de depósito hasta el -0,4% (-0,3% previo) y e incrementa sus compras de bonos (QE) a 80.000 millones desde los 60.000 millones anteriores. También reduce el tipo marginal al 0,25%, se incluyen en el universo de compras la deuda corporativa no bancaria, y se ponen en marcha cuatro operaciones de financiación a largo plazo (TLTRO II), las conocidas como ‘barras libres’ de liquidez para la banca, a partir de junio de 2016 y con tipos ajustados a las recientes rebajas.

Para Yves Maillot, estratega jefe de renta variable europea de Natixis Asset Management, este "amplio paquete supera las expectativas lo suficiente como para tener un impacto positivo no sólo en la confianza de los mercados, sino también en la empresarial". En este sentido, adelanta que sino se produce ningún shock externo, como el Brexit (salida de Reino Unido de la Unión Europea), estas medidas deberían ayudar a que la Zona Euro vuelva a ritmos de crecimiento cercanos al 1,6% a mediados de este año.

Sin embargo, tal y como ponen de manifiesto los bruscos movimientos experimentados por Bolsa y euro, el mercado es cada vez más consciente de que el BCE está alcanzando su límite, mientras ni PIB, ni inflación logran alcanzar ratios saludables.

Para el estratega de Citi en España, José Luis Martínez Campuzano, la clave no está sólo en las ‘armas’ sacadas por el BCE, sino que lo "relevante es que sean agresivas y que deje la puerta abierta a ampliarlas. Ninguna de estas dos condiciones se cumplieron en diciembre". Y, aunque la primera se ha cubierto con creces en este encuentro, lo cierto es que el mercado ha interpretado las palabras de Draghi durante la rueda de prensa como una negativa a más recortes o estímulos por ahora

En este sentido, Capital Economics reconoce que Draghi ha batido las expectativas, pero "no hay garantías de que sus medidas vayan a reactivar la recuperación o eliminar la amenaza de deflación". Consideran que este "está lejos de ser cierto que ese último bazuca sea más efectivo que los anteriores" tanto en lo que respecta al crecimiento, como a los precios. Al mismo tiempo, añaden, "en los últimos años ha quedado claro que la política monetaria por sí sola no puede resolver los problemas de la Zona Euro. El BCE ha cumplido su parte, tardíamente, pero no puede hacer milagros".

China, Nueva Zelanda y el petróleo, ‘los otros’ protagonistas

Por otra parte, este experto recuerda que no es sólo la autoridad monetaria de la Zona Euro, pues por ejemplo este jueves el banco central de Nueva Zelanda ha sorprendido rebajando los tipos, dejando "la percepción al mercado de que habrá más medidas expansivas en el futuro. Quizás tan pronto como en abril, como esperan ahora mis economistas. O en Japón, donde un asesor del BoJ ha comentado que aunque no espera decisiones la semana próxima sí las ve más que probables en el futuro. Como ven, el futuro puede ser incierto. Pero los bancos centrales van a intentar que lo sea un poco menos".

Mientras tanto, la inflación se aceleró en China hasta el 2,3% interanual en febrero, frente al 1,8% esperado y anterior; mientras que la caída de los precios a la producción se moderó hasta el -4,9%, en línea con las previsiones y frente a la contracción del -5,3% previa.

Por su parte, el petróleo vuelve a corregir con fuerza, aunque el barril de Brent se mantiene en torno a los 40 dólares, tras escalar el miércoles un 3,5%, en medio de los rumores que apuntan a que Irán no es partidaria de vender a precios tan bajos, y ante una subida por debajo de lo estimado de los inventarios de crudo en Estados Unidos. 

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