El Banco Central Europeo (BCE) estrena año manteniendo los tipos de interés aplicables a las operaciones principales de financiación, la facilidad marginal de crédito y la facilidad de depósito sin variación en el 0,00%, el 0,25% y el -0,40%, respectivamente.
La autoridad monetaria indica que “sigue esperando que los tipos se mantengan en los niveles actuales, o en niveles inferiores, durante un período prolongado que superará con creces el horizonte de sus compras netas de activos (QE)”. En lo que respecta a las medidas de política monetaria ‘no convencionales’, el BCE confirma “que mantendrá el QE en su nivel actual de 80.000 millones de euros mensuales hasta marzo y que, a partir de abril, se reducirán a 60.000 millones hasta el final de diciembre de 2017, o hasta una fecha posterior si fuera necesario y, en todo caso, hasta que el Consejo de Gobierno observe un ajuste sostenido de la senda de inflación que sea compatible con su objetivo”.
Y, añade: “Si las perspectivas fueran menos favorables, o si las condiciones financieras fueran incompatibles con el progreso del ajuste sostenido de la senda de inflación, prevé ampliar el volumen y/o la duración de este programa”.
Ahora su presidente, Mario Draghi, debería mantenerse también en ‘stand by’. Se buscarán ‘pistas’ sobre la ‘negada’ retirada del QE, el conocido como tapering. También se pedirá al banquero italiano su visión sobre el sector financiero italiano, el desarrollo del Brexit o el ascenso de la inflación. Sin embargo, analistas y gestores no sólo no anticipan novedades, sino que reconocen abiertamente que prefieren que no se produzcan, porque así, veladamente, el BCE se limitará a reiterar su postura acomodaticia, enviando la señal de que será como se mantenga durante el tiempo que haga falta… “Una acción (o más bien ‘no acción’) de este tipo confirmaría el compromiso de la autoridad monetaria en el impacto a largo plazo en los mercados de bonos”, explica Franck Dixmier, director global de renta fija de Allianz Global Investors. En opinión de este experto, dicha estrategia se basaría principalmente en la “debilidad de la inflación subyacente en la Zona Euro, que, al 0,9% según los últimos datos, sigue lejos del objetivo a medio plazo del 2%”. Por otra parte, añade, “la dinámica de crecimiento positiva evidenciada por los principales indicadores es insuficiente para cambiar las cosas de manera significativa”. Con todo, reconoce que “a medida que el tiempo pasa, la política del BCE se está acercando a sus límites (…) El umbral de la posesión de más del 33% de la deuda pendiente de un país es una línea que se negará a cruzar, pero es improbable que durante 2017 disminuya o comience a detener su programa de compra de activos”. “Creemos que Draghi se esforzará por ser lo más ‘aburrido’ posible”, añaden desde Bank of America Merrill Lynch. De hecho, creen que “cuanto más ‘aburrido’ mejor. Necesitamos garantías de que el QE se mantendrá hasta diciembre, independientemente de los datos de inflación del primer trimestre o de las presiones políticas”. Y es que, estos expertos cree que aunque el ‘tema’ de 2017 es la doble aceleración de precios y crecimiento, “es demasiado pronto para ‘cantar victoria’ en ambos sentidos”.
Coincide Jennifer MacKeown, economista jefe para Europa de Capital Economics, al afirmar que el BCE “mantendrá su camino a pesar del incremento de la inflación”. Cree esta experta que Draghi reiterará su compromiso con el QE y, de hecho, no descarta “estímulos adicionales si el riesgo político cristaliza”. Aún así es consciente de que la autoridad monetaria de la Zona Euro está alcanzando sus límites, “por lo que el tapering es posible en 2018”.
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