La petrolera angloholandesa está sufriendo como todo el sector los bajos precios del petróleo. El beneficio atribuido se desplomó hasta los 1.748 millones, lo que supone un descenso del 87% respecto a 2014.
La facturación de la empresa descendió un 37% hasta los 238.933 millones. La mayor caída del beneficio se produce por las fuertes dotaciones por el deterioro de activos.
El consejero delegado de Shell, Ben van Beurden, ha afirmado h que la empresa está haciendo importantes cambios al reorganizar su área de exploración y producción, reduciendo costes e inversión, en respuesta al descenso de los precios del petróleo. Van Beurden ha añadido que, como ya se había indicado, esta situación supondrá la reducción de unos 10.000 empleos.
La petrolera ha sido el primer gigante en moverse para afrontar la difícil situación. El pasado mes de abril anunció la adquisición de la británica BG por 70.000 millones de dólares. Los despidos masivos se producen en el marco de la integración de las dos compañías para aprovechar las sinergias. Desde el inicio de la crisis, Royal Dutch Shell ha recortado la plantilla en 20.300 trabajadores.
Van Beurden ha subrayado que Shell ha disminuido la cantidad de nuevas inversiones, pues este año quedan postergadas las decisiones finales de inversión en LNG Canadá y Bonga South Weste en aguas de Nigeria.
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