El camino a la salvación de Banco Popular

Si en algo coinciden los analistas es en destacar la transparencia con la que Saracho quiso el pasado lunes hablar a sus accionistas, dejando claro que no esconderá ninguna de las dificultades del banco ni las opciones que se manejan para salvar la entidad. Una opciones que, como ya han confirmado desde el Gobierno, deben venir de la mano privada.  «Seguimos el proceso de la nueva presidencia del Banco Popular, con la conformación de su equipo, y las alternativas para sacar adelante el proyecto», señalaba hoy la secretaria de Estado de Economía, Irene Garrido, explicando que según las consultas realizadas al BCE y al Banco de España, Popular no tiene problemas de solvencia. El futuro de la entidad pasa por dos soluciones, tal y como reconoció el lunes Emilio Saracho durante la Junta de Accionistas del banco. Respecto a una posible fusión, las intenciones son claras desde el equipo directivo: «la independencia es un valor hasta que se convierte en una carga». José Ramón Iturriaga, gestor en Abante y con posiciones en la entidad a través de sus fondos, explica cómo “la aproximación a la valoración de esta compañía no reside en la idea de que vaya a permanecer independiente, sino en el precio que un potencial comprador pueda/quiera pagar”. A su jucio, hay varias métricas que en este supuesto son importantes. “Popular hoy capitaliza por debajo de la mitad de sus fondos propios. Genera un beneficio antes de provisiones superior a 1.000 millones de euros. Tienen el 10% de cuota de mercado en uno tan competitivo como el español. La parte sana de su balance (unos 100.000 millones de euros) es la más rentable de la banca española”. Del mismo modo, señala cómo la entidad cuenta con unos gastos corrientes algo superiores a los 1.500 millones de euros, “por lo que las sinergias en costes con un grupo español crearían valor por algo más de 5.000 millones de euros”, indica, a lo que habría que restar lo que le falte por provisionar. “No creo que los bancos nacionales tarden mucho en hacer esta simple cuenta y no me sorprendería que alguna de las grandes entidades internacionales, que tanto tiempo llevan pico y pala en España sin mucho éxito, se planteara entrar en el mercado español vía adquisición. Esta opción debería traducirse en una importante subida de precio”, explica el gestor. Desde Bankinter los expertos consideran que una fusión solo se produciría una vez que Popular haya demostrado que es capaz de reconducir su situación y se hayan materializado algunos avances, al margen de ampliaciones. Una nueva ampliación Respecto a la posible ampliación de capital, los analistas destacan el problema que puede sufrir una entidad que, pese a la ligera recuperación del miércoles, se desplomó cerca de un 20% en solo dos sesiones. Desde que comenzó 2017 se deja cerca de un 30% de su valor en Bolsa, y su capitalización ronda los 2.700 millones de euros tras dejarse el lunes y el martes un 18,5% de su valor. El precio de la acción en 0,64 euros. “En una maniobra sin precedentes y no obstante, absolutamente legítima, las posiciones cortas batían récords en el capital de Banco Popular”, indican los expertos, explicando que si no se recupera la confianza de los accionistas, será prácticamente imposible realizar una ampliación de capital. A no ser que sea a un precio muy inferior. Prácticamente de derribo para atraer a nuevos inversores. No sería la primera vez que la entidad acudiese al mercado en busca de ayuda. En mayo de 2016 ya protagonizó una macroampliación bajo la presidencia de Ángel Ron, que logró una buena acogida en el mercado, por valor de 2.500 millones de euros. Por aquel entonces, la capitalización de la compañía rondaba el doble de esa cifra. La operación se llevó a cabo a 1,25 euros por acción. Y la entidad cotiza ahora a 0,66. Las pérdidas han sido brutales. “Sería la cuarta ampliación en 5 años. Con las 3 ampliaciones realizadas hasta ahora captó 5.450 millones y, sin embargo, eso no ha solucionado los problemas del banco que, en nuestra opinión y como ya hemos dicho en repetidas ocasiones, son de gestión y de activos improductivos”, advierten desde Bankinter. Los expertos indican que la ampliación se dirigiría solo a institucionales, “de manera que el precio de colocación sería tan bajo y la dilución de tal envergadura que los actuales accionistas sufrirían enormemente”. Desde la firma abogan porque la única salida en solitario, sin acudir ni a nuevas ampliaciones ni a operaciones corporativas, sea una restructuración interna severa, a través de la venta de activos no estratégicos, para mejorar el RoE. Un proceso que estiman que no podría conseguirse en menos de 3 años.

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