Los países en la ruta principal de los Balcanes, el principal camino que toman los refugiados para entrar en Europa, han impuesto nuevos controles en las fronteras. Los nuevos límites en Austria, Eslovenia, Croacia y otros países de fuera de la UE como Serbia o Macedonia sobre el número de personas que pueden acceder a ellos complican aún más poder alcanzar un acuerdo en Turquía el próximo día 7.
El pasado día 22 de febrero, el parlamento de Eslovenia aprobó la implantación de las medidas aprobadas el año pasado y dirigidas a contener el flujo de refugiados en sus fronteras, otorgando al Ejército competencias policiales para el control de la frontera con Croacia, el límite del espacio Schengen de libre circulación europea. Esta medida llega poco después de que Austria también impusiera nuevas restricciones para la entrada de refugiados, poniendo límites al número de entradas al día.
Además, Macedonia, Serbia, Croacia y también Eslovenia han ido imponiendo nuevas restricciones y no dejan entrar a aquellos migrantes que no provienen de zonas en conflicto. Por ello, más de 9.000 refugiados afganos se encuentran parados al otro lado de la frontera entre Macedonia y Grecia después de que Macedonia se decidiera negarles el acceso, lo mismo que ha implantado Serbia en su frontera con Macedonia.
La Cámara de Comercio e Industria de Eslovenia advierte del posible coste de cerrar su frontera para la economía del país. El organismo esloveno calcula que, solo al gremio de los camioneros, el cierre de la frontera le costaría 100 millones de euros al año, mientras que el impacto en algunas áreas del país, muy enfocadas hacia la exportación en el área de los Balcanes, sería mucho mayor, según el presidente de la Cámara de Comercio, Marjan Mackosek.
Los costes para Alemania
La cancilla alemana, Angela Merkel, es uno de los dirigentes que pugnan por una política de puertas abiertas en materia de refugiados, algo que está lastrando su popularidad. El Estado Libre de Baviera ya ha amenazado con insubordinarse y su presidente, Horst Seehofer, ha dado instrucciones a la policía de ciertas ciudades para estar preparadas para un cierre fronterizo.
Un hipotético cierre de fronteras no solo supondría un duro golpe para Angela Merkel, sino que también traería el fin del espacio Schengen, uno de los pilares básicos de la Unión Europea, pues facilita la libre circulación de personas. Eso sí, mientras permanecen abiertas tal y como postula Merkel, la extrema derecha continúa cogiendo fuerza.
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