El desperdicio alimentario, un coste de 143.000 millones

Según explica la Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y la Agricultura (FAO), hablamos de pérdida de alimentos cuando éstos se pierden o estropean antes de llegar a su fase de producto final o a la venta minorista. Sucede, por ejemplo, cuando hay problemas de transporte, de embalaje o recolección. También se incluye en esta definición los problemas relacionados con los precios o los mercados institucionales y legales. Un alimento se desperdicia cuando es apto para el consumo pero se deja que se estropee o son descartados por los minoristas o los propios consumidores. La FAO apunta a que puede suceder por unas reglas de etiquetado de fechas de caducidad mal entendidas o por unas prácticas de almacenamiento, compra o cocina inadecuadas. El problema radica, principalmente, en este segundo caso: el desperdicio de alimentos. En todo el mundo se estropean o derrochan casi un tercio de los alimentos antes de ser consumidos, “lo que representa una superficie de tierra cultivada del tamaño de China y genera aproximadamente un 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero”, explican desde la Organización para la Alimentación y la Agricultura. Por ejemplo, el desperdicio en pescado equivaldría a casi 3.000 millones de salmones, o el de carne a más 75 millones vacas. Todos eran alimentos en buen estado que no se consumieron por distintas razones. La industria alimentaria es la responsable del 39% de las 7,7 toneladas de alimentos que se desperdician en España cada año según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Las verduras y hortalizas son los alimentos que más terminan en la basura sin ser consumidos. La FAO calcula que casi la mitad de ellas se desperdicia. Por poner solo un ejemplo, hablamos del equivalente a 3,7 millones de manzanas o 1.000 millones de bolsas de patatas. En la Unión Europea este desperdicio asciende a unos 89 millones de toneladas anuales según la Comisión Europea, lo que supone cerca del 20% de todos los alimentos y un coste de 143.000 millones de euros. España es el séptimo país europeo que más desperdicia, con 1,3 kilos de comida por familia a la semana según la OCU. Reducir este elevado coste es uno de los objetivos marcados por Naciones Unidas para el año 2030. Esperan reducir a la mitad el desperdicio por habitante a nivel de la venta al por menor y al nivel del consumidor, así como reducir la pérdida de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro.

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