En tan sólo una semana 5,3 millones de barriles se han sumado a las reservas de petróleo estadounidense. Unas cifras que no se daban desde la década de 1930. Según el Departamento de Energía "es el nivel más alto para esta época del año en al menos 8 décadas".
Estados Unidos no tiene que importar tanto crudo y destina menos fondos a este recurso natural. Las importaciones de petróleo que hizo el país durante las últimas cuatro semanas se situaron en 7,1 millones, un 4,9% por debajo del mismo período del año pasado.
Beneficios para la economía estadounidense que tienen su contrapartida. El suelo de Estados Unidos (al menos donde se encuentran algunas de las explotaciones petrolíferas) no deja de temblar.
Un estudio de científicos de Oklahoma así lo demuestra. "La tierra tiembla más de lo habitual en Estados Unidos y cada vez con más frecuencia y más fuerza". El informe se centra en el estado de Oklahoma aunque la situación se puede extrapolar a otros, donde está ocurriendo lo mismo.
Según dicho estudio, presentado por el Servicio Geológico de Oklahoma (OGS), hay "una sólida relación entre la mayor actividad sísmica en este estado y las grandes cantidades de aguas residuales subterráneas procedentes de la inyección de líquidos a presión sobre las rocas para la extracción de petróleo y gas". O lo que es lo mismo, hay un estrecho vinculo entre el ‘fracking‘ y los seísmos.
Los sismólogos llaman a esta creciente actividad sísmica "terremotos artificiales" o "sismicidad inducida por el hombre". El consenso científico afirma que la eliminación de las aguas residuales inyectadas bajo tierra crea fisuras entre las placas tectónicas haciendo que se deslicen. Bill Ellsworth, sismólogo del Servicio Geológico de Estados Unidos, afirma que "esto es, sin duda, responsable de la mayoría de estos terremotos".
Desde que la actividad de ‘fracking‘ ha aumentado en el país las cifras de producción petrolera también lo han hecho. En concreto se han duplicado en los últimos 5 años. El total de existencias de crudo y productos refinados, incluida la Reserva Estratégica, alcanzó en los últimos días los 1.926,7 millones de barriles.
Los sismos ‘inducidos’ en cifras
El el comunicado los geólogos afirman que Oklahoma está registrando un promedio de 2,5 sismos al día, de magnitud 3 en la escala de Richter o mayor. Según sostienen, esta es una cifra 600 veces mayor a la actividad sísmica de hace 7 años en la misma zona.
Concretamente el año pasado este estado registró 585 seísmos de al menos 3 grados. "Un drástico aumento respecto a los 109 del año 2013", según los expertos. "Antes de 2008, Oklahoma tenía de media menos de 2 sismos al año".
El mayor movimiento sísmico registrado en Oklahoma se produjo en 2011, fue de 5,7 grados en la escala Richter y destruyó numerosas viviendas y varias personas resultaron heridas. Según los científicos "se trata del mayor terremoto provocado por el hombre en Estados Unidos".
En Oklahoma los temblores se producen sobre todo en el centro y norte del estado. Pero no es el único lugar del país donde han aumentado los seísmos. También se han intensificado en Utah, Alabama, Colorado, Arkansas, Nuevo México, Ohio, Kansas y Texas, otras de las regiones donde se llevan a cabo prácticas de ‘fracking‘. Concretamente en los dos últimos estados la actividad sísmica "de origen humano" se ha disparado en los últimos seis años.
"Estamos viendo estos terremotos inducidos mucho más a menudo de lo que jamás habíamos visto, no estábamos acostumbrados. Tenemos que tratar de entender los riesgos y cómo lidiar con ellos", decía Mark Petersen, geofísico Servicio Geológico de Estados Unidos.
Precisamente la predicción de riesgo es difícil de pronosticar, según el informe, porque no hay consenso científico sobre las consecuencias de estos temblores.
El informe muestra también que en los lugares donde la inyección de aguas residuales se detuvo, la frecuencia de actividad sísmica se redujo considerablemente o desapareció.
El documento avisa, además, a los habitantes de Oklahoma a que estén preparados para un "sismo significativo". "No estoy diciendo necesariamente que vayamos a tener un terremoto de 7 grados en Oklahoma", declaraba Petersen, "pero creo que no lo podemos descartar".
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