El NAFTA y los aranceles al acero y aluminio

Los inversores, los mercados y las economías mundiales están nerviosos ante el acuerdo definitivo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) y las declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, al respecto. Trump ha dicho que si no se renegocian los términos del NAFTA en términos más favorables para Estados Unidos, su país podría imponer nuevos aranceles al acero y al aluminio. China ya ha respondido diciendo que “tomará cartas en el asunto”. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA)  está en el punto de mira de Donald Trump quien ya en campaña electoral prometió retirarse del convenio entre su país, Canadá y México. Su mensaje anti-NAFTA resonó especialmente en los estados de Ohio, Pennsylvania y Michigan, que le votaron. Si al menos no consigue un tratado favorable a su país, los sindicatos y otros votantes tradicionalmente demócratas que lo respaldaron en las elecciones de 2016 le darán la espalda en las elecciones al Senado estadounidense que se celebran este año. “Tenemos grandes déficits comerciales con México y Canadá. El NAFTA ha sido un mal negocio para Estados Unidos. La reubicación masiva de empresas y empleos. Los aranceles sobre acero y aluminio solo se levantarán si se llega a un acuerdo nuevo”, dijo Trump en Twitter, quien continuaba: “además, Canadá debe tratar a nuestros agricultores mucho mejor. Y México debe hacer mucho más para evitar que las drogas ingresen a los Estados Unidos. No han hecho lo que se necesita hacer. Millones de personas son adictas y mueren”. El secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray Caso, respondió al tweet de Trump sobre el NAFTA, calificando el problema de las drogas como una “responsabilidad compartida” entre los dos países. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que entró en vigencia en 1994, se está renegociando. Hasta ahora Canadá y México resistieron firmemente a una serie de propuestas polémicas de Estados Unidos para cambiar drásticamente los términos del pacto en áreas como el comercio automotriz, las protecciones de inversión y la contratación pública. En estos momentos se lleva a cabo la sexta ronda de negociación y tan solo seis de los 30 capítulos a tratar se han cerrado. La delegación estadounidense está encabezada por Robert Lighthizer, un abogado especializado en comercio internacional que cuenta con más de treinta años de experiencia en el prestigioso despacho de abogados ‘Skadden’. Lighthizer ha defendido la necesidad de tomar algunas medidas para proteger la industria patria de la extranjera. Entre otras cosas defiende la necesidad de luchar contra los sobornos y otras prácticas corruptas que distorsionan el comercio libre. La Administración Trump además propone actualizar el sistema de resolución de disputas, que el NAFTA expire automáticamente si no es actualizado y renovado en un plazo máximo de cinco años y que las reglas de cálculo de importaciones y exportaciones tengan en cuenta la propiedad intelectual. Del acuerdo del NAFTA penden 14 millones de puestos de trabajo en Estados Unidos, Canadá y México y la fecha límite informal acordada por los 3 para tener lista la resolución definitiva es el 31 de marzo. ¿Guerra comercial? Trump ha dicho que impondrá un arancel del 25% sobre las importaciones de acero y otro del 10% sobre las importaciones de aluminio para proteger a sus productores locales. Dichos aranceles podrían ser firmados por el presidente esta semana o la próxima y, según la Casa Blanca, todos los países deberán pagar estos impuestos. Este anuncio alarmó a los inversores y provocaba una caída de los mercados bursátiles en todo el mundo. En el aire está la sensación de guerra comercial. “Las guerras comerciales son buenas, y es fácil ganarlas”, decía el presidente estadounidense en un tuit. Trump también comentaba que México y Canadá “podrían evitar esos aranceles” al aceptar un nuevo acuerdo del NAFTA. La ministra de Relaciones Exteriores canadiense,  Chrystia Freeland, ha dicho que su país “como el cliente número uno de acero estadounidense”, consideraría “absolutamente inaceptables” las restricciones comerciales al acero y aluminio canadiense. “En caso de que se impongan restricciones a los productos canadienses de acero y aluminio, Canadá tomará medidas apropiadas para defender nuestros intereses comerciales y a nuestros trabajadores”, continuaba Freeland. Pese a que el acero y aluminio representan solo una pequeña parte de las exportaciones de China a Estados Unidos, el país asiático ha respondido a Trump diciendo que “tomará cartas en el asunto” y defenderá “con resolución” sus intereses y derechos legítimos, en palabras del primer ministro chino, Li Keqiang. El gigante asiático se opone al proteccionismo de Trump y respalda las disputas comerciales con negociación. Según los expertos, si los países empiezan a subir los aranceles a los bienes que llegan a su territorio, eso podría hacer subir los precios a los consumidores y deprimir el comercio global, “que ha ayudado a estimular el crecimiento reciente en muchas de las principales economías del mundo”.

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